Pareja.
Mi amiga separada: Sobreviviendo
Llevo días leyendo en mi Whatsapp cómo mi amiga Carola se queja de la vida y de lo cansada que está con caminar cuesta arriba. Y aunque me burlo del dramatismo que le impregna a sus palabras, igual me pongo en su pellejo y me da pena todo lo que ha pasado y lo reventada que debe estar.La Carola dejó todo por Roberto. Todo, porque cuando a él lo trasladaban de ciudad, ella dejaba todo otra vez para volver a comenzar en otro lugar.
Postergó su carrera, dejó amistades, dejó su vida. Y se enfocó en criar a sus dos hijos que adora. Hasta que la relación no dio para más y dio por terminado todo. Agarro a sus niños y se fue de regreso a su ciudad para comenzar ‘con una mano adelante y la otra atrás’. Claro, porque durante años él le pidió se enfocara en la familia, que no trabajara y como ahora él estaba tan herido en su ego, le negó toda ayuda económica por mucho tiempo…
Pero lo logró y hoy, 4 años después tiene a sus hijos relativamente estables emocionalmente, una casa pequeña y linda para los tres y un trabajo fijo. Pero esos años le están pasando la cuenta… y la soledad también.
Todas las separadas que conozco a lo lejos me dicen lo maravilloso que es estar solas, dormir solas, sin que nadie las moleste, salir a donde quieran, comer lo que quieran, dirigir sus horarios, acostarse con el que deseen… pero ninguna cuenta la verdad, el fondo de la milanesa. Y cuando me siento a conversar con la Carola me quedo pensando… ¡mierda! Hay que hacer todo para salvar los matrimonios del quiebre, porque pucha que es pesada la vida sin un partner a tu lado que te acompañe en el camino, que te ayude a llevar las mochilas, que construya proyectos a tu lado…
Porque cuando ellas ya logran por fin reconstruirse, limpiarse la tierra de la caída y se sienten listas para encontrar pareja, se encuentran con otro obstáculo… hombres que no quieren volver a casarse, hombres que no quieren mujeres con hijos, hombres con cientos de trancas igual que ellas que no quieren involucrarse más allá del sexo. “Una deja muchas cosas de lado por la salud emocional de los hijos. Yo no tengo fines de semana libres porque por la edad de mis hijos siempre debo estar presente. Por lo mismo, no llevo gallos a la casa porque cuido mucho ese tema. No quiero que mis hijos crean que las relaciones son desechables, sino que complicadas pero lindas, aun cuando con su papá nos hayamos separado”, me cuenta,
Porque pese a lo que ha vivido no quiere empañar con sus vivencias la vida de sus hijos. Porque pese a que camina con heridas (algunas media abiertas) no está dispuesta a aceptar sobras de cualquier hombre o sexo sólo por sexo. “Tendré mis defectos, pero sé que soy una gran mujer y madre”, confiesa fehacientemente. Y, por todo esto, es que pese a que es una separada me dice a manos juntas que no la recomienda para nada, que la familia es importante y que hay que hacer hasta lo inhumano para salvar un matrimonio de cualquier crisis. Existiendo amor…
Miércoles, 17 de julio de 2013