Papá Soltero
Lo mejor de mi vida, mi hija
Hace unos días la Elisa cumplió 16 años y la Marce me dijo que no podía faltar a la primera fiesta que hizo en la casa (la de 15 fue en la casa de mis papás, con carpa, mozos, cuática y parafernalia). Cuando llegué y la vi arreglando las últimas cosas con el dj y sus amigas, no puede evitar pensar tres cosas: primero, que tengo la hija más linda del mundo; segundo, que es impresionante cómo ha psado el tiempo y tercero, que estoy muy viejo!
También agradezco a la Pauli, mi mujer, no sólo por amarme con mi Elisa y tratarla como su primogénita, sino por ser la madre de nustro hijo, Clemente, de seis meses. Pero sobre todo, tengo una gratitud infinita con mi mujer porque nunca me hizo show por la relación cercana que nunca dejamos de tener con la Marce. Siempre fuimos padres de nuestra hija, al margen y sobre cualquier cosa. Fui a su matrimonio y ella no fue al mío sólo porque estaba en el extranjero.
Cuando escuché que empezó a sonar el reggaetón, sentí una electricidad que me recorrió el cuerpo y pensé que no sería capaz de ver a mi hija “perreando”, pero todo se me pasó cuando llegó con un chico de la mano y me dijo: “Papá, te presento a Camilo, mi pololo”… Creo que sufrí lo más cercano a un infarto. La Marce riéndose me dijo que cambiara la cara y que no me había contado nada porque la Elisa le había dicho que ella me lo quería decir, con él presente. Tuve que disimular porque estaba en público, pero no puedo negar que desde ese día siento una especie de angustia constante que no se compara al pavor que me dio cuando entró al colegio o cuando la Marce me contó que le había llegado su primera regla.
Mientras le veía bailar y loquear con sus amigas, repasé mi vida de papá. Pensé en lo bueno, en lo más o menos y en lo… ¡no hay nada malo! Haber sido papá a los 19 años es lo mejor que me ha pasado en la vida y a pesar de que ni un día he dejado de pensar más en la Elisa que en mi mismo y en la responsabilidad que tengo con ella, lo volvería a pasar una y mil veces, si me garantizan que cada una de esas oportunidades, mi hija va a ser la Elisa y su mamá la Marce.
Veo la vida de mis amigos. Salieron del colegio, entraron a la universidad, hicieron la práctica, viajaron, tuvieron cien minas, se titularon, entraron a trabajar en buenos puestos, pololearon en serio, se casaron y tuvieron hijos. Y veo la mía y básicamente pasé por lo mismo, pero en otro orden y estoy seguro de que mi vida es lejos mucho mejor que la de ellos ¿saben por qué? Porque ninguno va al estadio todavía con sus hijos porque son muy chicos, yo en cambio, llevo diez años yendo con la Elisa a ver a la U.
Ninguno tuvo que carretear con sus hijos porque tenían nana que los cuidara, mientras que yo aprendí a combinar mis fines de semana con la Elisa y mis carretes, donde habían 50 tíos y tías dispuestos a cuidarla, a jugar con ella y a llenarla de mimos. Ni uno solo de mis amigos se fue de camping con sus hijos y les tuvo que calentar la leche en una fogata. Estoy seguro que de ninguno de los hijos de mis amigos tienen las historias locas que tenemos con la Elisa y ese es nuestro tesoro. Por último, esoy seguro de que mi vida es infinitamente mejor que la de cualquier hombre del mundo, porque sólo yo soy el papá de la Elisa, la niña más tierna, cariñosa y linda del universo.
Domingo, 7 de julio de 2013