"En terapia":
La televisión que pasa por el consultorio
Presenciamos la grabación del programa que comenzará el lunes 17. Quiénes son los nuevos personajes. Para dónde va el piscólogo que compone Diego Peretti. Cómo se adaptó Carla Peterson al ciclo, luego de ser madre.-
A segundos de empezar a grabar, Carla Peterson bosteza, sonríe y mueve sus facciones para entrar en calor. Afuera del set -en los estudios de la TV Pública- cae una lluvia falsa perfectamente calculada. Se está a punto de finalizar uno de los últimos capítulos de la segunda temporada de En terapia (a las 22.30, por Canal 7), en donde Peterson hará de Juliana, una abogada en crisis.
Por Jimena Marseillan
La asistente le rocía el saco con agua para simular que se mojó antes de entrar. “Ponéle solo en las mangas porque si tenía el paraguas es lo único que se mojaría”, le indica Alejandro Manzi, el director, productor y guionista, atento a todos los detalles.
En terapia regresará a la pantalla el 17 de junio y contará con varias nuevas incorporaciones: Luisana Lopilato, Roberto Carnaghi, Gonzalo Slipak y Carla Peterson, pero su protagonista, el psicoanalista Guillermo Montes, será el mismo de la primera temporada: Diego Peretti.
Juliana retoma sus sesiones en terapia después de reencontrarse con Guillermo, luego de 20 años. Durante esta sesión, discutirán sus traumas sobre un posible embarazo. Habrá reproches, culpas y nuevos consejos.
La serie es una adaptación de la versión original creada por el isrealí Hagai Levi, llamada Be Tipul, que cuenta la historia cinco pacientes en plena sesión de psicoanálisis: uno por cada día de la semana. (Los sábados habrá maratón de 10 a 12.30, en dónde se pasarán todos los capítulos semanales juntos).
“El programa empieza con Guillermo poniendo en duda su capacidad como profesional”, le explica Peretti a Clarín, sentado en el sillón de cuero en su despacho de psicoanálisis, “se pregunta por qué está haciendo lo que hace, y atraviesa un conflicto existencial”, detalla.
A diferencia de otras series, En terapia se filma sin cortes. Pueden grabar de 15 a 40 minutos seguidos en una sola toma. Juliana pide permiso para ir al baño y la cámara sigue grabando. Cuando regresa le pregunta a Guillermo: “¿En qué estabamos?”. La escena sigue. Luego se corregirá lo que salió mal. El maquillaje, el peinado, el vestuario se hacen una sola vez.
“Desde que dice ‘llamaron a la ambulancia’ todo de nuevo”, ordena la productora. Peterson vuelve a llorar, se le corre el delineador y, con sólo un gesto, demuestra su asombrosa facilidad para cambiar de una emoción a otra.
El silencio del set, sumado a la lluvia de fondo, crea un ambiente desolador. Creíble. Intimo. Juliana se pone colorada, se irrita el pecho con las manos, y deja que una lágrima le corra por el cachete. Están prácticamente solos en el set, lo cual deja en evidencia que el vínculo Peretti–Peterson es fraternal, protector y de mucha confianza. Pareciera, al menos fuera de escena, que se sienten muy cómodos uno con el otro.
“Es como hacer una obra de teatro”, explica Peterson, “las escenas son largas y las palabras te van llevando una tras otra. Se hace muy visible el personaje”, dice. “A mí me da la sensación de un viaje”, complementa Peretti, “es un viaje actoral muy específico, pero no por eso más riesgoso”.
¿Les cuesta filmar durante tanto tiempo seguido?
Peterson : Cuando encajás en el camino y la cosa desliza, se siente muy placentero. Llegás al final sin sobresaltos. Pero cuando no es así, tenés que volver a arrancar, y lo perciben todos. En otros programas las carreras son más cortitas.
Peretti : Somos bastante dueños de lo que interpretamos. Con órdenes y prerrogativas del director que nos va guiando pero, una vez que estás ahí, es mucha poesía interna de cada actor. Eso está muy bueno.
“Hay que corregir el maquillaje”, “tiene un ojo más pintado que el otro”, “que el paraguas quede sobre el sillón”: se lanzan todo tipo de correctivas detrás de escena, pero los protagonistas no escuchan nada de eso. Dentro del despacho del Dr. Montes, nada importa sobre el mundo exterior.
¿Cómo es grabar cada día con un actor distinto?
Peretti : Es muy interesante. Ellos pasan, pero yo sigo acá (se ríe). Todavía no puedo creer la calidad de actores que me están trayendo. Son muy lujosos. Jamás se hace aburrido. Tengo el mismo interés por cada actor y cada técnica. Se hace muy entretenido.
Peterson : El está atento a los casos que le llegan. Más como Peretti que como el Dr. Montes. Te ve y se da cuenta a dónde te tiene que guiar. A fin de cuentas, es él el que más sabe del programa.
¿Cómo evolucionará Guillermo?
Está en otra etapa. Se divorció de su mujer y se instaló en el departamento en el que tiene su consultorio. Deberá enfrentar la soledad y la pérdida de su padre. Pero también, se abrirá al amor y a las implicancias de empezar de nuevo. Luego de haberse enamorado de Marina (Julieta Cardinali), su paciente, atraviesa cambios desmoralizantes. La historia terminó, pero dejó una gran marca en sus valores. No ve tanto a sus hijos y pasa por una pequeña crisis como padre.
¿Aquello lo lleva a empezar terapia él mismo?
Antes hacía supervisión con Lucía (Norma Aleandro) pero ahora directamente se tratará con ella. Hay diferencias en cómo trabajan ellos. Lucía tiene un método más ortodoxo, más neutral, mientras él cree que hay que poner más el cuerpo en la profesión. Con su terapeuta discutirán mucho sobre cómo se debe operar.
¿Sacás tus referencias de haber estudiado psicoanálisis?
Está tan bien escrito que no me hace falta. Recién, en la toma que hicimos con Carla, se nota. La calidad de los libros y la adaptación del programa hacen que los actores podamos entrar bien en la situación. Entre producción, dirección y actuación, todos logramos compenetrarnos con el trabajo. Hay una buena estructura, y en eso estamos apoyados. Te exige como actor, es un lindo desafío.
Carla, ¿cómo es volver a hacer televisión después de haber sido madre?
Lo que cuesta es hacerte el tiempo de estudio que requieren los guiones en televisión. Me cuesta ordenarme. Pero el trabajo lo hice acá, en el estudio. Junto al otro actor y lo que está escrito, pude reconocer el personaje que iba a interpretar.
A pesar de eso, ¿lograste quedar contenta con cómo interpretaste a Juliana?
Sí. Tuve que entender muy bien el guión. Una palabra distinta y cambiaba el significado. También lo que pasa es que no querés modificar nada. Está bueno aferrarse al guión y entenderlo con consciencia. Es otro el ritmo, y mayor la exigencia. Hay mucha lectura en soledad. Tenía 7 capítulos y quería que fuera allí dónde me luciera. Siento que se notó en el trabajo.
Diego, ¿te sentís más cómodo que en la primer temporada ?
Peretti: Ahora sabemos cómo encarar el asunto, entonces el tiempo resulta más productivo. El año pasado no fue tan fácil. Hay veces en las que influye la experiencia, y otras en que las no. Pero el terreno está más pisado en esta temporada, así que se siente más firme.
Martes, 4 de junio de 2013