¿CONVIVIR YA FUE?
Los "LAT": viven solos, pero están en pareja
Hay un tipo de soltería que se impone en el mundo. Se la conoce como L.A.T. (“Living Apart Together”), que vendría a significar “estar juntos pero viviendo separados” y define a las parejas que no quieren convivir. ¿Actitud individualista? ¿O una apuesta por la libertad e, incluso, por el bien de la relación? Hay una nueva tendencia, cada vez más fuerte en el mundo y en la sociedad actual. Es aquella donde hombres y mujeres eligen vivir solos.
Lo desean, lo disfrutan y hacen un ritual de ese estado de "single" que pasa, aparentemente, a ser "cool" o estar de moda. Así, abren un nuevo panorama donde se da valor a la independencia y a la libertad.
Lo podemos observar, incluso, en las nuevas construcciones edilicias, que son monoambientes, un ambiente divisible o a penas un dos ambientes. Casi quedaron en la prehistoria los departamentos con espacios amplios y distendidos. Es como si no existiera un lugar para otro ni física ni imaginariamente.
La escritora española Carmen Alborch, autora del libro “Solas”, los definió como “neosolteros”. Son profesionales calificados y exitosos en sus carreras. No están preocupados por su estabilidad económica, ya que han alcanzado un “buen pasar” que les permite viajar, salir a comer afuera, ir al cine, al teatro, consumir todo tipo de nuevas tecnologías y darse los gustos que quieran mientras disfrutan de su soledad, sin tener como prioridad la vida en pareja ni el casamiento.
Hasta hay un nuevo glosario internacional de la soltería. Se los denomina como “childfree” (aquellas personas o parejas que deciden no tener hijos) o con la sigla L.A.T (“Living Apart Together”), que vendría a significar “estar juntos pero viviendo separados” y define a aquellas parejas que no quieren convivir.
En esta nueva soledad reivindicada no hay un compartir. Somos nosotros mismos los que ponemos las reglas y los límites: jugamos nuestro propio juego, ponemos nuestros horarios, no damos explicaciones a nadie, hacemos y deshacemos a nuestro antojo.
¿Camino al egoísmo?
Nos preguntamos si atrás de todo esto no se esconde un gran miedo al compromiso y a tomar responsabilidades que nos llevarán a posicionarnos en otros roles dentro de la sociedad, lo cual implicaría resignar ciertas comodidades y deseos personales… ganando otros, seguramente. En una relación siempre el “otro” nos refleja a nosotros mismos, y quizás se esconda un miedo a ese encuentro.
Entonces, ¿no será que cada vez somos más egoístas? ¿Nos estaremos convirtiendo en sociedades extremadamente individualistas donde el compartir y el abrirse al otro es visto como una amenaza? ¿De qué hay que defenderse? ¿Acaso vivir en pareja o en familia es una amenaza a nuestra propia integridad emocional?
Al fin y al cabo, son elecciones. Lo interesante sería que pudiéramos saber qué tipo de decisiones estamos tomando y que reflexionemos acerca de ellas. Al respecto, John Bowlby habla de dos tipos de soledad:
* La soledad por aislamiento emocional. Deriva de la ausencia de una relación cercana e íntima con una figura de apego. La persona siente que no tiene con quien contar, nadie lo conoce realmente y está alejada de todos.
* La soledad por aislamiento social. Proviene de la ausencia de comunidad y la carencia de vínculos sociales significativos en la red social. La persona experimenta algunas emociones características: enojo, aburrimiento, irritabilidad, vulnerabilidad. La soledad surge a partir de una sed de contactos sociales no satisfecha.
Lo importante para destacar es que si en algún momento nos sentimos solos es factible identificar qué nos lleva a sentirnos así. ¿La ausencia de personas significativas en nuestra vida? ¿O que estamos aislados socialmente y en base a ello poder encontrar los caminos para salir de la soledad? Hay personas a las que les cuesta mostrar su soledad y la esconden, a veces, por el temor al rechazo social pero eso las conduce a un mayor aislamiento. Otras personas escapan al sentimiento de soledad y lo suplantan por el deseo de arreglarse solo, que los lleva a encerrarse en una fantasía autoprotectora y omnipotente de no necesitar de otro.
Por Cristina Benchetrit, Mariela Muñiz y Natalia Massón, licenciadas en psicología del Espacio Olazábal. Se reúnen en los "Viernes de Encuentro y Reflexión" para tratar estos temas.
¿Qué pensás sobre la tendencia de vivir solos, aunque estemos en pareja? ¿Es una postura individualista? ¿Una apuesta por la libertad? ¿Una estrategia para llevar mejor la relación? ¿O cada uno hace lo que quiere... Y punto?
Sábado, 18 de mayo de 2013