La única forma de ser valorada
Acepta tu cuerpo y sé feliz
Se han dado cuenta de que en la mayoría de las conversaciones entre mujeres y hasta en los saludos se repite la siguiente frase: “hola, estás más flaca”, o cuando miran una foto propia dicen: “estaba más flaca en esa época “. Cuando comparten una mesa, eligen menús saludables o livianos, optan por espumoso y comparten datos y menús sobre chocolates sin azúcar, panes sin gluten, productos naturales, etc. Una y otra vez aparecen en aquellos diálogos las palabras “gorda” o “flaca”.
La verdad es que con excepción de las mujeres con un metabolismo de deportista de alto rendimiento, que comen y comen “prohibidos” como tortas y helados sin engordar, la inmensa mayoría, y lo que es peor ahora, desde muy niñas, se sienten obligadas a controlar lo que ingieren, a contar calorías, a sufrir ataques de culpa y flagelarse con rigor psíquicamente si el fin de semana o en cualquier momento no cumplen el tortuoso régimen.
Cuando alguna amiga logra el milagro y gracias a todos los sacrificios alimenticios adquiridos, aparece con ropa totalmente nueva sintiéndose fantástica, las amigas la interrogan acerca de sus nuevos hábitos, entonces aparece la auriculoterapia, la dieta desintoxicante ayurvédica, el nuevo especialista que ha tenido éxito, las nuevas prácticas deportivas, trotar, entrenador personal en la casa y otras que las mujeres comparten con generosidad, porque todo sea por sentirse bien, ya que al parecer no es compatible en la sociedad actual comer sin restricciones, y sentirse atractiva para sí misma.
El énfasis es ese, hoy día un enorme grupo de mujeres NO SE SIENTE ATRACTIVAS, salvo que se consideren a sí mismas “flacas”, como alguna vez estuvieron. Dejo aparte el grave trastorno de personalidad que sufren las personas con anorexia, más bien me refiero a mujeres sanas que aumentaron unos kilos y que luchan desesperadamente para eliminarlos, sin mucho éxito, o al menos en forma perdurable.
El tema es difícil, porque la insatisfacción femenina se expresa, cuando tal vez las preguntas que debiéramos hacer no es si estpy más gorda o flaca, sino:
¿Estoy contenta con mi vida en esta etapa? ¿Me siento libre para tomar mis propias decisiones? ¿Logro manejar la ansiedad ante las situaciones que no controlo? ¿Sufro y me siento superada si tengo obstáculos? ¿Me siento suficientemente querida por quienes me rodean? ¿Siento qué me entrego demasiado a los demás, que soy “esclava” en mi trabajo, con mis hijos, mi pareja, etc?
Si la mayoría de las respuestas son NO, tal vez el descontrol en el peso que se refleja en el cuerpo sea sólo una pequeña parte del problema de fondo, y que las recetas que deberíamos traspasarnos sean sobre cómo liberemos de los modelos exigentes sobre nuestros cuerpos, aprender a liberarnos de las culpas y esclavitudes, a sentirnos atractivas para nosotras mismas, y esto inevitablemente se reflejara hacia el resto.
En resumen: aprendamos a aceptarnos como somos, es difícil pero se puede. No traspasemos más (sobre todo a las hijas si es que las tienen) que la única forma de ser valorada socialmente es ser flaca.
Sábado, 27 de abril de 2013