EN PAREJA
Amantes, ¿por qué no?
En San Valentín, una fecha muy romántica y conocida por todos, vemos como los comercios empiezan a aumentar las ventas de bombones, flores, lencería picante y erótica, discos compactos, y otros productos para las parejas de enamorados y casados. Los restaurantes y hoteles elaboran ofertas de cenas y estancias, packs y promociones especiales para poder celebrar este día.
Sin embargo, no todo el mundo tiene la suerte o fortuna de poder disfrutar de este día en pareja, o quizás tampoco de los 364 restantes del año. Muchas personas no han podido avanzar y tener relaciones amorosas tal y cómo deseaban, o las han finalizado de forma que no esperaban, o han sido rechazadas, o no han podido encontrar la persona adecuada para ello.
En la era actual, donde parecen prevalecer el matrimonio, la pareja y la familia, no todo el mundo tiene la fortuna de haber encontrado su media naranja ni alguien con quién iniciar el proyecto de matrimonio socialmente impuesto.
Entonces, ¿por qué no ser amigos con derechos, o, mejor dicho, ser amantes?
Una pareja requiere tiempo, predisposición, pérdida de autonomía y muchas veces sacrificios. Además conlleva un nivel de compromiso que no todos desean, o no les es posible por motivos de trabajo, estudios o interés de convivencia por ambas partes. ¿Debe esto hacernos renunciar a mantener una relación con la persona que nos gusta? ¿Por qué no ser “amigos con derecho a sexo”, o mejor dicho, amantes?
Este tipo de relaciones no requieren una relación formal ni de exclusividad
impuesta por la sociedad, sino la que ambas personas decidan. No se
trata de tener que ir juntos a todas las comidas familiares, verse todos los días, estar pendientes de a qué hora va a salir el otro del trabajo, convivir diariamente…
Quizás no sea tan romántico, bonito, riguroso, pero sí que puede ser muy agradable para disfrutar momentos, veladas, encuentros, salidas, actividades… siempre de forma pactada, con el nivel de compromiso que ambos deseen en la relación: abierta, cerrada, a nivel exclusivo, de fin de semana, esporádicamente, simplemente sexual, o no… Quién sabe, quizás en un futuro la historia cambie, y resulte más seria de lo esperado, aunque no fuera esa la intención.
No todo el mundo está dispuesto mantener una relación por inercia, si se ha perdido la pasión inicial. Sin embargo, algunas personas siguen juntas por lo que pueden decir los demás, por los hijos, porque les resulta muy difícil renunciar a su rutina, o porque podría alterar su situación económica o social. Eso hace que haya mucha doble vida en cuestión de sexo: hombres y mujeres que compaginan la rutina del día a día con vivencias sexuales secretas.
En esa doble vida se permiten mantener relaciones sexuales, esporádicas o frecuentes, con una o varias personas, que suelen desconocer sus compromisos, o si los conocen, no les importa ser cómplices del engaño. Pero no vamos a entrar en las cuestiones éticas, aunque sí vamos a dejar una pregunta en el aire: ¿harías a los demás lo que no te gustaría que te hicieran?
El placer compartido puede vivirse de múltiples formas; y tener un amante es una opción que no tiene porque ser comparado a tener pareja, ya que es un tipo de relación completamente diferente, basada en unos intereses y con unos propósitos diferentes de índole primordialmente sexual. Es una opción que no se puede despreciar, ya que quizás sea la mejor o la única manera de poder
gozar del sexo compartido.
Sábado, 16 de febrero de 2013