SUPREMO TRIBUNAL FEDERAL
La Corte de Brasil habilitó la detención de Lula Da Silva
La votación de los once jueces del Supremo Tribunal Federal, que se extendió durante más de once horas y finalizó 6 a 5, terminó quedando a cargo de la presidenta de la Corte, Cármen Lucía, quien mantuvo la misma posición que tuvo en 2009 y 2016 a favor de la prisión en segunda instancia.
El Supremo Tribunal Federal, máxima instancia judicial de Brasil, negó por seis votos contra cinco el habeas corpus que podría haber librado de la prisión al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien quedó así a un paso de la cárcel, condenado a doce años por corrupción.
Lula había sido hallado culpable por dos tribunales y, de acuerdo con una jurisprudencia dictada por el propio Supremo y reflejada en la ajustada votación que cerró en la medianoche de este jueves, una sentencia ratificada en segunda instancia permite el inicio de la ejecución de la pena, lo que podría suceder en los próximos días a partir de este fallo.
De esta manera, Lula todavía puede intentar una revisión de la redacción de la sentencia, pero no de su contenido. Si el TRF4 acepta esa revisión, que es lo tradicional, el ex jefe de Estado sólo iría a la cárcel una vez analizado ese recurso, lo cual puede llevar el momento de la prisión a fines de abril.
Tras largas horas de deliberaciones, fue la presidenta del máximo tribunal, Carmen Lúcia Antunes Rocha, quien desempató la votación, que hasta ese momento se encontraba 5 a 5, rechazando el pedido de la defensa del ex mandatario de que le permitan apelar en libertad ante las cortes superiores.
Pero antes, el abogado de Lula intentó evitar el desempate, argumentando que la presidenta no podía definir pedidos de habeas corpus por una reglamentación interna del cuerpo. Pero su moción fue votada y rechazada por los ministros del STF.
El voto clave fue el de la ministra Rosa Weber, que le dio el golpe de gracia a las pretensiones de Lula, con un argumento contradictorio: dijo que votaba contra el hábeas corpus para respetar la jurisprudencia abierta por la corte en 2016, que ella rechazó en su momento.
Sin embargo, aclaró que personalmente no estaba de acuerdo, lo cual le valió el reproche de su colega Marco Aurelio Mello: “Esto va a los anales del Supremo Tribunal”.
Weber siguió la línea del instructor del caso, Edson Fachin, y los votos de sus colegas Luis Barroso y Alexandre de Moraes de que la prisión en segunda instancia es posible y no hiere la Constitución.
Fachin, Weber y Barroso fueron tres jueces nombrados por la entonces presidenta Dilma Rousseff, del PT, quien acompañó a Lula en el Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en el Gran San Pablo, donde forjó su carrera sindical y política.
Aún restaba un suspiro de negociación dentro del tribunal para evitar la prisión de Lula: fue lanzada la idea de que un juez pidiera un cuarto intermedio sin plazo hasta que se trate un pedido de inconstitucionalidad de la prisión en segunda instancia, que espera ser tratada en la corte.
La presidenta de la corte, Carmen Lúcia Antunes, se negó a tratar la inconstitucionalidad antes del habeas corpus de Lula. El ministro Mello, a favor de liberar al ex mandatario, le endilgó a la vista de todos: “La estrategia de su excelencia tuvo éxito”.
Tras el voto de Weber, manifestantes del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y movimientos sociales levantaron sus actos frente al Congreso Nacional. La decepción también abarcó el ímpetu militante que había en el Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo.
En San Pablo, cerca de la Avenida Paulista, la zona más rica de la ciudad, se escucharon bocinazos, y grupos derechistas como Vem para Rua y Movimiento Brasil Libre pidieron celebrar el voto de Weber, que cambió la tendencia del voto.
El juez Barroso fue el menos técnico en su fallo, al afirmar que sin la prisión en segunda instancia se estará dejando “un legado para nuestros hijos con asesinos, violadores y corruptos libres”.
Fachin, relator de la Operación Lava Jato, que dejó al descubierto una red de corrupción entre empresarios y políticos, recomendó mantener la legislación vigente, señalando que Brasil es a menudo señalado en tribunales internacionales por la extensión de sus procesos hasta que estos caen en los plazos de prescripción.
Su colega Gilmar Mendes aportó un voto en favor del recurso, argumentando que la posibilidad de detener a un acusado se había convertido en un dictado de “prisiones automáticas”.
El clima estuvo enrarecido por la polémica abierta por el jefe del Ejército, general Eduardo Villas Boas, quien, por Twitter, habló de la lucha contra la impunidad y el respeto a la Constitución, en una declaración vista como una presión a la corte y a la ministra sabidamente indecisa, Weber.
Jueves, 5 de abril de 2018