RUSIA 2018
Messi, capitán y conductor para resucitar a Argentina
El Diez tuvo uno de sus mayores momentos de lucidez con la Selección en la altura de Quito, mostró el espíritu guerrero que se le venía reclamando y ahora es el abanderado de la nueva ilusión rumbo al Mundial.
El traje de superhéroe, le queda a medida. Porque en un momento límite, cuando la Selección Argentina caminaba por la cornisa, con la posibilidad de caerse al vació que representaba estar ausente de un Mundial después de 48 años,
Lionel Messi apareció en toda su magnitud, fue genio y figura en la victoria ante Ecuador, y desde su conducción y sus tres goles, le abrió el camino a la ilusión albiceleste en la próxima cita de Rusia.
Messi apareció a lo Messi. En otra actuación de diez puntos. Y en lo que podría definirse como “la dimensión desconocida” para el resto de los mortales que corren detrás de una pelota. Porque brilló donde nunca había podido hacerlo. En la altura. A más de dos mil quinientos metros sobre el nivel del mar, dónde sólo había acumulado decepciones personales, empates y derrotas, y apenas sumaba un tanto en cinco encuentros.
Pero cuando las “papas quemaron”, demostró que no sólo luce la cinta de capitán, sino que la ostenta, a partir de su actitud y su jerarquía, para minimizar el mazazo que había representado el tanto inicial de Romario Ibarra, ponerse el equipo y la responsabilidad a sus hombros, y merced a esa fortaleza y esa convicción, que no siempre había sido moneda corriente con la camiseta celeste y blanca, en situaciones anteriores, contagió a sus compañeros para que la victoria no se volviera una quimera, y sus tres goles (uno mejor que el otro) le sellaron el pasaporte a la Selección Argentina rumbo a Rusia.
Entonces, el triunfo en Quito, tuvo una connotación superior al frío tres a uno ante un Ecuador ya eliminado, que permitió a los dirigidos por Sampaoli el terminar terceros, en una eliminatoria que sufrieron más de lo que pudieron disfrutar. Porque la irrupción tan contundente de Messi, justo cuando parecía acorralado por los agoreros de siempre, potenció el escenario hacia el futuro, porque con ocho meses de preparación, y con el Rey de Fútbol con sus ambiciones intactas, la Selección Argentina gana terreno en el camino de las especulaciones para repartir las chapas de los candidatos para Rusia.
Es que Messi cargaba en su mochila con críticas crueles sobre las diferentes reacciones que mostraba en el Barcelona y en la Selección.
También se lo solía comparar, casi despectivamente, con el amor propio que había exhibido Diego Maradona, el otro gran crack de la historia. Y en la lista de los cuestionamientos, también se daba como algo irrefutable que no había aparecía en los partidos difíciles, en los que tenían la categoría de “finales”.
Por eso, lo que ocurrió en la altura de Quito, dejó en segundo plano la clara victoria sobre un Ecuador ya eliminado de la eliminatoria, y colocó en el centro del escenario a un Messi pleno, genial, desequilibrante, y capaz de hacer una hazaña futbolística por él sólo, tal vez desarrollando sus mejores noventa minutos en la Selección, en el contexto de un compromiso oficial y determinante, en una actuación, sin puntos débiles, que sirvió para quemar todo esos papeles que ponían en duda la capacidad de conducción, porque el espíritu guerrero salió a la cancha en cada movimiento, en cada gesto y, especialmente, en cada festejo.
Con Messi con la guardia en alto, ahora la gran misión de Sampaoli pasa por armar una estructura que lo acompañe, que lo proteja, y hasta lo potencie.
Es que siempre se habló del “primer pase” y de sus socios para la definición. Para el respaldo desde atrás, perdió terreno Banega, no hubo tiempo para Paredes, y el que quedó mejor parado de cara a Rusia fue Enzo Pérez, que en algún pasaje frente a Ecuador parecía el Iniesta de la Pulga, pero en la Selección. Y arriba, la incógnita es cada vez mayor, porque nadie la mete y la eficacia es un fantasma para los delanteros argentinos, con Higuaín, Agüero, Icardi, Benedetto y algún tapado que pueda aparecer de acá hasta junio (porque lo siguen de cerca a Alario y el DT considera que Lautaro Martínez es una promesa que no se puede descartar.
Pero como dijo Mascherano, “Messi es el dueño de este juego. Ojalá que lo podamos ayudar”, pero siempre la responsabilidad y la pelota, deben ir al Diez.
Jueves, 12 de octubre de 2017