PUMAS - ALL BLACKS
Una reacción anímica que no tapa la falta de progreso del seleccionado
Cayeron 36-10 por la quinta y penúltima fecha del Rugby Championship, que reúne a las potencias del hemisferio Sur; tuvieron un comienzo desconcertante y sufrieron cuatro tries de los All Blacks.
alificar de alarmante a la endeblez que mostraron los Pumas en la primera media hora del partido es poco. Eran un equipo sin cohesión. En ese lapso, los All Blacks apoyaron cuatro de sus cinco tries y anotaron 29 de los 36 puntos del partido, en lo que se anticipaba como una goleada. Gratamente, hubo una reacción de los argentinos. Tanto en los últimos 10 minutos del primer tiempo como en casi todo el segundo, al menos jugaron con la actitud que exige enfrentar al mejor equipo del mundo. No alcanzó para redondear una actitud laudable, pero al menos despeja algunos fantasmas sobre la entereza de este equipo.
En la quinta presentación en el Rugby Championship 2017, los Pumas cayeron 36-10 ante Nueva Zelanda, que se había asegurado el título unas horas antes con el empate de su perseguidor, Sudáfrica. Fue también la quinta derrota en el certamen y la 14ª consecutiva ante equipos del Tier 1, pero al menos los jugadores pudieron abandonar el terreno del estadio de Vélez con la frente en alto y la esperanza cierta de cerrar con un resultado positivo en la última fecha ante Australia, el próximo sábado en Mendoza.
La reacción anímica no alcanza de ninguna forma para considerar esta actuación de los Pumas como positiva. En el balance general, pesan más la debilidad del tackle, la indisciplina (recibieron dos amarillas), la inconsistencia del scrum, la falta de eficiencia en los últimos metros y la intrascendencia del juego de ataque.
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Los Pumas llegaban a este encuentro con dudas respecto de su fortaleza mental luego de haber sido masacrados en los últimos 20 minutos de cada uno de los cuatro partidos anteriores, en los que parecían bajar los brazos cuando el rival empezaba a sacar diferencias. Y en el inicio estas dudas se profundizaron. Cada ataque de los hombres de negro era una posibilidad cierta de try ante las fallas en tackle de los argentinos.
El fullback Damian McKenzie se hizo una fiesta cada vez que tomó la pelota para contraatacar, dejando en ridículo a los argentinos, que parecían tirar manotazos al aire. En el segundo try, por ejemplo, jugó rápido un penal en cinco yardas ante la pasmosa distracción de la marca. Los All Blacks, es cierto, ejecutaban a la perfección, pero tampoco es que se floreaban como en otras ocasiones. El 29-3 que mostraba el marcador al minuto 30 reflejaba lo que ocurría en la cancha. En el medio, Tomás Lavanini, que en su último partido había sido expulsado, vio la amarilla por tacklear arriba sin cerrar los brazos. Más tarde vio la amarilla Ramiro Herrera.
Recién sobre el final del primer tiempo los Pumas insinuaron una reacción y luego de fallar varias veces cerca del in-gola rival tuvieron premio a la insistencia con el try apoyado por Juan Manuel Leguizamón en su 80° test.
Conformes con la diferencia y el título, los All Blacks bajaron también un poco la intensidad, y los Pumas siguieron teniendo algo de iniciativa, aunque no ideas para quebrar una defensa que fue sólida, otra de las virtudes de los mejores del planeta. Recién en la última jugada del partido volvió a alterarse el score, con la conquista del debutante Havili.
Las diferencias entre uno y otro son evidentes y está claro que para conseguir la primera victoria en la historia ante los All Blacks hay que estar con todas las luces encendidas. Lejos estuvo de ocurrir ayer, como nunca desde que empezó el ciclo post Inglaterra 2015.
El partido del próximo sábado, ante Australia, representa una oportunidad más de revertir la situación. Bien puede ser la última para un staff cuyo contrato termina a fin de año. Más allá de los resultados, más allá de los pequeños avances que se logran al enfrentar a las potencias, el progreso del equipo como tal sigue sin aparecer.
Domingo, 1 de octubre de 2017