VIDAL Y CARRIO
Las dos mujeres que sostienen a Mauricio Macri
Imposible saber cuál hubiese sido el resultado bonaerense del domingo pasado si Cristina Kirchner hubiera tenido enfrente a Elisa Carrió en vez de a Esteban Bullrich.
El oficialismo tal vez habría obtenido un puñado más de votos que los que cosechó en este virtual empate técnico que arrojó el opaco escrutinio provisorio.
Imposible conocer ahora qué hubiera pasado si María Eugenia Vidal no hubiese cargado la campaña sobre sus espaldas: es probable que, en ese hipotético escenario, la ex presidente habría aventajado por varios puntos al ex ministro de Educación. Hubiese sido, en ese caso, una dura derrota.
Las primarias del pasado domingo le dejaron a Mauricio Macri al menos dos conclusiones relevantes. La primera es que el oficialismo, con una economía maltrecha que aún no derramó lo que el Gobierno pretendía que derramara a esta altura de la gestión, y sin cambios de fondo, tuvo una performance electoral muchísimo más exitosa de la que esperaba, con triunfos en distritos como San Luis o Neuquén, y una ventaja holgada en Córdoba, que superaron las expectativas. La segunda es que Vidal y Carrió terminaron de consolidarse como dos pilares centrales de Cambiemos. Fundamentales para la supervivencia de Macri y su proyecto de reelección 2019, cada vez menos disimulable.
Imposible saber, incluso, cuántos puntos habría sacado el candidato de Horacio Rodríguez Larreta en la ciudad de Buenos Aires y qué diferencia hubiera sacado con Daniel Filmus -o probablemente con Martín Lousteau- si Carrió se corría de la elección porteña. Pero "Lilita" ganó en todos los barrios y mejoró sustancialmente la performance del PRO en la zona centro de la Ciudad, como Caballito. ¿Los porteños optaron por Carrió, por la gestión o por ambas? Amén de la respuesta, la diputada fue votada por la mitad de los porteños. El jefe de Gobierno y su equipo de campaña ya empezaron a mirar con lupa dónde ir a buscar más votos.
Más allá de la elección, la líder de la Coalición Cívica -de vacaciones por unos días- se consolidó como una aliada vital de la Casa Rosada. En especial porque le da a Macri la pátina de transparencia de la que muchas veces carecen tanto él como varios de sus funcionarios e integrantes de su entorno.
Carrió, para colmo, sabe hasta dónde ir. "Conoce perfectos los límites", explica uno de los dirigentes macristas más cercanos a la diputada. "Lilita" dejó de mencionar las supuestas maniobras sucias de las que había sido víctima por parte de la Agencia Federal de Inteligencia. Hace rato no habla de Angelo Calcaterra, el primo del Presidente. Dejó de nombrar a Daniel Angelici, pero hizo que sacara el pie del acelerador en sus conexiones con los tribunales federales de Comodoro Py. Según pudo saber este medio, Angelici es, de todos modos, uno de los dirigentes más consultados por funcionarios nacionales, bonaerenses y porteños con algún expediente molesto en la Justicia.
Distinto es el caso de Ricardo Lorenzetti, cuyo rol Macri terminó de entender varios meses después de asumir la Presidencia. Sin embargo, no son pocos los integrantes del entorno más íntimo del Presidente que disfrutan, y alientan, las denuncias de la diputada contra el presidente de la Corte Suprema.
"Lilita" va a terminar el año con el doble de los diputados con los que ahora cuenta su bloque en el Congreso, y con Fernando Sánchez con una oficina en la Casa Rosada, bajo la órbita de Marcos Peña, el funcionario que más poder acumuló en la Argentina en los últimos años. Sánchez integra desde hace dos semanas un equipo que se reúne los jueves y que empezó a delinear nuevas normativas vinculadas a una reforma integral y al control de la gestión que van a hacer transpirar a más de un ministro. La mesa está integrada, además del diputado, por Laura Alonso, la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) -que cambió de mando esta semana- y el procurador del Tesoro, Bernardo Saravia Frías. Para marzo del año próximo, el equipo contará con un informe detallado de la OCDE, pedido por la Oficina Anticorrupción, sobre el funcionamiento de la administración central y de las empresas del Estado. Ahora, están abocados a la detección de "áreas de riesgo" en los diversos ministerios. La figura de Carrió detrás de Sánchez causa pavor en algunos funcionarios. Macri y Peña lo disfrutan.
La líder de la Coalición Cívica se alineó hasta con la estrategia de campaña del consultor Santiago Nieto, el socio de Jaime Durán Barba, principal gurú en comunicación de Cambiemos, que "Lilita" aborrece sin mayores argumentos. "Es una pose de ella, y la tiene que sostener", asegura un dirigente porteño. Carrió siguió los consejos al pie del libreto. Mordió la banquina en algún tramo de la campaña, pero nunca se despistó. A propósito, una de las empresas del consultor ecuatoriano, con la que le factura al Gobierno bonaerense, está con algunos desatinos en la Inspección General de Justicia (IGJ). La líder de la CC entiende tanto los límites que ni siquiera planteó en público cómo es que se financia la estructura de Durán Barba, ni a través de quiénes se les paga. ¿O en serio creerá "Lilita" que cobran los $80.000 que divulgó el PRO?
"Lilita" no pataleó tampoco con la recaudación de campaña de la Ciudad, que quedó formalmente en manos de la legisladora Carmen Polledo, también candidata a diputada. Una jugada inteligente de Rodríguez Larreta: poner al frente de la financiación, al menos en los papeles, a una dirigente de buen vínculo con Carrió.
Pero si la diputada se transformó en un sostén fundamental de Macri es en gran medida por las horas que invirtió en su momento el empresario Javier Campos Malbrán para acercar posiciones entre ambos. Campos Malbrán va a ser diputado nacional por la provincia de Buenos Aires a partir del 10 de diciembre.
El caso de Vidal es mucho más simple: es la dirigente con mejor imagen de Cambiemos y su figura es bien considerada en lugares en los que Macri todavía genera un enorme rechazo, como el corredor más duro del Conurbano bonaerense.
Más allá de su rol oficial, Vidal se hizo cargo de una campaña que Macri no hubiera podido remontar. Es, de cara a la segunda vuelta de octubre, la mejor candidata del Gobierno en la provincia de Buenos Aires. Sin serlo.
La gobernadora es la mejor alumna del PRO. Estudia y aplica el libreto a la perfección. Es paradójico: el evento con más repercusión, y quizá con buena injerencia electoral, fue el cruce con el periodista Diego Brancatelli en los estudios del canal América en el cierre de las PASO, uno de los pocos momentos de la campaña en la que se salió del manual. Apenas salió del estudio, la gobernadora llamó a uno de sus colaboradores, que comía y bebía en un bar amigable del barrio porteño de San Telmo. "Me enoja cuando me enojo", le transmitió la mandataria.
Cuando vuelva de sus mini-vacaciones en Bariloche -eligió el mismo destino después de las PASO del 2015-, la gobernadora volverá a hacerse cargo del segundo tramo de la campaña hacia el 22 de octubre. Centrará su estrategia en la obra pública, y buscará atraer a los votantes de Sergio Massa. Esta semana, el ex intendente de Tigre recibió el llamado de uno de los pocos dirigentes macristas con los que todavía tiene buen diálogo.
Vidal no va a interponer sus ambiciones políticas por encima de las de Macri. El Presidente lo sabe. No hay tensiones entre ambos, aún cuando la gobernadora haya crecido excepcionalmente en términos mediáticos y especialmente políticos, y cuando su figura se vuelve cada vez más atractiva para los empresarios. Ella es Macri sin pasado.
Desde que asumió se entrevistó en reiteradas oportunidades con los principales hombres de negocios del país. A fines del año pasado, recibió en el piso 19 del Banco Provincia, en la city porteña, a seis de ellos. Además, tiene un excelente vínculo con la Red GAM (Grupo Argentina Mejor), que integran los herederos de Blaquier, Bulgheroni, Román o Bagó, entre otros. Vidal participó el año pasado y hace unos meses de un selecto encuentro empresario en el hotel Llao Llao de Bariloche.
Sí hay ciertas tensiones, sin embargo, entre el Gobierno bonaerense y la Jefatura de Gabinete nacional. Entre Vidal y Peña, por momentos, se reavivan recelos. Son los sucesores naturales de Macri en caso de que el jefe de Estado lleve adelante una buena gestión y el macrismo se afiance en el poder. Hay detalles de la gestión bonaerense que no agradan en la oficina de Peña. Cuestiones muy menores, como la asesoría de algún consultor de comunicación -aunque Durán Barba sea el proveedor preferido- o, por ejemplo, la continuidad de la empresa La Corte SA, cuyo contrato fue rescindido por la Casa Rosada.
A diferencia de Carrió, Vidal es, desde hace muchísimo tiempo, integrante de la mesa chica de Macri. Su mayor desafío, como el del jefe de Estado, vendrá después de octubre, cuando Cristina Kirchner ya haya dejado de ser el mayor de todos los males.
Domingo, 20 de agosto de 2017