Por Daniel Caram
La necesidad urgente de una policía formada
Algunos hechos ocurridos durante los últimos tiempos, repitiendo lamentables situaciones del pasado, determinan una urgente decisión en materia de formación policial.
Y cuando se habla de formación no sólo se refiere al manejo de armas, o a las estrategias para superar acciones riesgosas, etc. No son únicamente estas cuestiones necesarias para establecer un criterio formado y definido en materia de políticas de estado en seguridad.
Por caso, la adecuada y efectiva atención de los agentes en las comisarías debería ser un elemento primordial en esa pretendida política de estado.
El caso del muchacho ciego que fue robado y no recibió la respuesta adecuada en la Comisaría 19 desnuda un drama común: el destrato de los policías para con la sociedad en general.
Quien esto escribe resaltó –y ratifica su posición- el gesto enaltecedor de autoridades de Seguridad y de la Policía quienes pidieron disculpas por lo sucedido en la dependencia del barrio Colombia Granaderos. Es más, las drásticas decisiones tomadas parecerían indicar que se está en el buen camino para dar con los responsables de tan repudiable situación.
Pero, esto va mucho más allá de la buena voluntad de los funcionarios.
Establecer criterios claros y precisos en materia de formación policial implica una postura firme, responsable y comprometida por buscar la salida más efectiva, evitando caer en el mediocre pensamiento de ‘mas patrulleros, más seguridad’.
Hace pocas semanas –casualmente antes del turno electoral del pasado 5 de julio- el Gobierno Provincial entregó más de 300 nuevos autos a la Policía. Todos, con el verde característico de la publicidad oficial, fueron a llenar las calles de todo el territorio correntino, en un claro mensaje de ‘estamos dotando a nuestra Policía con más herramientas’.
Sin llegar al extremo de la crítica absoluta por lo entregado (porque mal no está) bien podría apuntarse a una formación adecuada que determine roles y acciones destinadas al bien común, desde la rápida y efectiva respuesta ante un delito, hasta la atención adecuada para firmar un documento.
Tal vez no hubo malaintención en la atención a Franco (el no vidente asaltado). Pero sí hubo negligencia. Y eso es más grave.
Mas o menos lo mismo suele ocurrir cuando las mujeres van a denunciar mal trato y se les dice ‘andá y tratá de solucionar las cosas con tu marido’. O cuando honrados vecinos piden la adecuada vigilancia en sectores hoy invadidos por malandras.
Hasta en la discutida posición de la aplicación de la ‘mano dura’ se plantea el mismo interrogante: ¿se puede actuar así al tener una policía sin la formación integral adecuada?.
Todos los correntinos sabemos que ingresar a la Policía, más que la elección de una carrera, significa conseguir un sueldo normal, con beneficios sociales garantizados. Y así nos va.
Por eso todo merece un cambio integral del concepto, que ni siquiera implica la responsabilidad directa de un Ministro o un Jefe de Policía, o un Jefe de Comisaría.
Valdrá aplicar una política de estado en materia seguridad, que hoy no existe. Tal vez muchos renieguen a instrumentarla.
Lunes, 20 de julio de 2015