CINE
Llega "Naomí Campbell", largometraje chileno sobre una travesti que busca cambiar de sexo
La película, que borra los límites entre ficción y realidad para narrar el drama de una travesti que busca cambiar de sexo a pesar de no tener dinero para ello, llegará el jueves próximo a la sala Bama Cine Arte de la ciudad de Buenos Aires y un día después, el viernes, comenzará a proyectarse en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
La película de Nicolás Videla y Camila Donoso, que se estrenará simultáneamente en Uruguay y Colombia, y que se verá en el Malba todos los viernes y sábados de febrero a las 22, lleva el sugestivo subtítulo “No es fácil convertirse en otra persona”, lo que da cuenta de las dificultades y el penoso camino que la protagonista debe recorrer para intentar convertirse en mujer y encontrar su propia identidad.
La protagonista es Yermén, una travesti que busca ser amada mientras vive en la periferia de Santiago de Chile y se gana la vida como tarotista en un centro de llamadas, donde obtiene un sueldo mísero que no le alcanza para someterse a una operación de cambio de sexo con la que busca sentirse realizada como persona.
En diálogo con Télam desde Chile, Videla -codirector, guionista y montajista del filme- explicó algunas de las claves de esta historia donde, para ganar más dinero, Yermén decide probar suerte en un programa de televisión sobre cirugías plásticas, donde conocerá a una enigmática inmigrante que desea operarse y ser igual a la famosa modelo Naomi Campbell.
-¿Cuál fue la génesis de la película y por qué eligieron el tema de la transexualidad?
-Lo elegimos porque lo trans es algo que siempre ha estado presente en mi entorno y en mí mismo. Desde el arte siempre he trabajado en torno a temas de identidad y género. Pero a pesar de que la transexualidad resalta como temática, me parece que la película trata sobre muchas cosas.
-¿Cuál es la situación de aquellas personas que quieren cambiar de sexo en Chile? ¿Pueden hacerlo, tienen dónde?
-Gran parte de la legislación mundial sobre identidad de género exige la presentación de informes médicos que certifiquen la existencia de un trastorno. De la misma manera opera Chile, haciendo que las personas deban someterse a largos procesos psicológicos con el fin de obtener un certificado de disforia de género. Con eso ya puedes operarte, pero como relata el doctor al comienzo de la película, en Chile nada es gratis.
-¿Cómo eligieron a la protagonista y cuánto de realidad hay en el drama que ella experimenta como personaje en la película? ¿Realmente quería cambiar de sexo? ¿Lo hizo?
-No se eligió una protagonista, sino que la historia se escribió para ella, con quien soy amigo desde antes del proyecto. Como ya teníamos una relación yo era cercano a sus historias y conflictos, los cuales fueron traspasados en gran medida al guión. Sin embargo la película siempre se concibió desde la idea de la ficción, así que lo que hicimos fue generar ciertos dispositivos narrativos puramente ficcionales que funcionaran como una excusa para adentrarnos en su realidad. Yermén lleva tiempo buscando un cambio de sexo a nivel quirúrgico, por lo que construimos el artificio del casting televisivo para narrar esa búsqueda.
-¿Por qué decidieron que Yermén, al leerle el tarot a otras personas, en realidad esté leyendo las predicciones para su propia vida, lo que desearía que le ocurriera a ella?
-Esto es porque queríamos mostrar cuán similares son nuestros deseos, ya sea una mujer biológica o una mujer transexual. La búsqueda del amor y la estabilidad es algo transversal, y Yermén por su parte se va enfrentando a sus aspiraciones al verse reflejada en el resto, lo cual la lleva en una última instancia a la aceptación de sí misma.
-¿Cómo fue recibida la película en Chile y en el mundo?
-La película ha tenido muy buena acogida, y a pesar de que el personaje es socialmente abyecto, ha generado mucha identificación en los espectadores.
-¿En qué medida la película es una ficción con registro documental o un documental con elementos de ficción?
-Pienso que hay que dejar de mirar la vida desde un paradigma binominal; mujer/hombre, blanco/negro, realidad/ficción… El filme no aclara ni lo documental ni lo ficcionado acorde al proceso identitario: híbrido entre lo natural y la propia construcción. El cuerpo es un límite variable y permeable, y el cine por su parte no se puede considerar nunca una verdad pura, siempre hay un punto de vista y una cámara de por medio.
-¿Cuándo y por qué decidieron diluir los límites entre realidad y ficción?
-Me es difícil definir qué pesa más, los actores no son actores, sino personas interpretando sus propias realidades. Y por otro lado estamos los directores imprimiendo nuestras propias visiones de vida sobre ellos. Independiente de si es documental o ficción, lo importante son las verdades que allí se expresan.
Jueves, 5 de febrero de 2015