POR DANIEL CARAM
Lo que pudo la Virgen
Llamada por siglos a ser nuestra Madre Protectora, Nuestra Señora de Itatí es sol, luz y brisa de esperanza para todos. Hasta para quienes suelen aprovechar su nombre y poder para aparecer en titulares. Todo bien por los que fueron.
Se destaca el respeto a María y la enorme fe religiosa del pueblo correntino. Pero, ojalá se repita en otros ámbitos, y no se olviden pronto de lo que prometieron.
Atraídos tal vez por esa bella fuerza que conlleva su propia imagen, no hubo político que no se acercara hoy hasta el Santuario de Itatí. Se insiste: está bien, mejor así.
Parecería ser que por algunos instantes dejaron sus penurias diarias, destiladas en peleas inútiles para amalgamar una imagen que queremos compartir todos… con ese debate postergado.
Valió la fuerza del manto celeste de Itatí para unir ideas hasta hace poco distantes.
Entonces, la ilusión de la sociedad toda de ver a sus políticos unidos al menos en algo se convirtió en una realidad terrenal. Palpable.
No se les pide que de un momento a otro cambien de pensar. Ni siquiera que se convenzan de otra cosa más allá de lo que tienen en mente. Pero sí se les reclama coherencia y honestidad intelectual para al menos respetar un mensaje que fue casi unánime en el histórico pueblo: el de escuchar al otro, el de respetar al que piensa diferente, el de tomar ejemplos de quienes tienen razón, el de saber cómo y dónde decir las cosas para no ofender.
¿Se pide mucho?. No. Es lo que se escuchó hace pocas horas de unos y otros, que dejaron de lado las diferencias ante la dulce mirada de Nuestra Patrona.
Quien esto escribe sigue creyendo en la palabra, y en los gestos de muchos que hoy habrán entendido el mensaje de nuestro Arzobispo.
“La Virgen es un regalo que nos hace sentir hijos y hermanos que nos muestra a Jesús y nos lleva al Padre, de Él recibimos las fuerzas para superar las cosas que nos faltan, en solidaridad, tratarnos mejor en el matrimonio, en familia, en el trabajo, luchar contra todo tipo de adicciones, sobre todo la droga, que se metió en los últimos rincones de Corrientes”, dijo Andrés Stanovnik.
“Venimos a suplicar porque sentimos la necesidad de la presencia y gracia de Dios para superar dificultades que todavía tenemos, pero venimos a agradecer todo lo que tenemos que es don de Dios”, agregó.
Ojalá se haya escuchado… y entendido.
Miércoles, 16 de julio de 2014