CORRIENTES
Un mediodía de sábado con fuertes latidos del corazón
La selección Argentina rompió el cerrojo iraní en el tiempo de descuento en el Mineirao. Lionel Messi frotó la lámpara y metió un misil que hizo añicos los sueños de los asiáticos. La segunda presentación mundial en Brasil del equipo nacional fue centro de atención que terminó paralizando la actividad a lo largo y ancho de la ciudad.
Una gran y amplia tribuna. Está muy lejos de Belo Horizonte. A kilómetros y kilómetros de distancia de la fastuosidad del "Mineirao".
Tribunas en los barrios, en cada uno de los hogares de los correntinos. La familia, los vecinos, amigos reunidos con la excusa perfecta de ver a la Selección Nacional. Y el horario de la segunda presentación es como un anillo al dedo para organizar la propuesta gastronómica.
"Todos a la mesa que el asado ya sale", el anuncio se oficializa justo diez minutos antes de las 13. A esa altura ya están los jugadores en la cancha a punto de cantar las canciones patrias.
Si bien, la tradicional comida nacional está para ser servida. El partido ya convoca la atención de todos. Aunque siempre está el que prefiere probar un choripán antes que meterse de lleno en la atención del juego.
En realidad pasa poco y nada en la cancha. Y los sentados al banquete en la casa de don Juan, "Juancho" para los amigos y familiares, prefieren el asado de tira y la rusa, que tiene una pinta bárbara, a no pensar mal, es la ensalada, que con mucho esmero preparó la anfitriona.
En tanto otros correntinos optaron por disfrutar del soleado sábado al aire libre, con temperaturas de otoño, aunque ayer comenzó la estación más fría del año. Sí. El invierno ya está con nosotros. Y ese mismo invierno parece atravesar la columna vertebral de la selección de Sabella. Que más allá de las intenciones no puede doblegar el sistema ultradefensivo de los iraníes. Mucho, demasiado, toque intrascendente y falta de cambio de ritmo y explosión en los metros finales de la cancha.
El anfiteatro "José Hernández" en la costanera Norte es también centro de convocatoria para muchos correntinos. Lukeados a la perfección para la ocasión. Desde distintos puntos de la ciudad peregrinaron hacia la costanera. Allí con silletas, conservadoras con bastante "agua mineral", el infaltable mate amargo, a ver el juego número dos de Argentina en pantalla gigante.
La euforia previa de todos, fue lentamente esfumándose. Los minutos pasaban, el partido se consumía y lo que parecía imposible rondaba el escenario, cada ataque iraní era un misil en las ilusiones de todos los argentinos. A esa altura "Juancho" confesaba: "Estaba segurísimo de que la diferencia con Irán era de cuatro o más goles" y enseguida agregó: "Recuerdo el 5 a 0 a Honduras cuando Pasarella era el director técnico y Sabella era ayudante de campo", enseguida nomás le corrigieron al dueño de casa, "Juancho, esa goleada fue a Jamaica no fue a Honduras", el de la acertada correción era Mariano, carpintero y futbolero de siempre.
El asado ya había quedado atrás. Era el turno de probar los pastelitos armados y cocinados con la mano sabia de la experiencia de doña Hilda. Mientras se conversaba y a la vez se seguía con atención las imágenes que traía la TV pública desde el Mineirao el grito no se hizo esperar. Pero el cabezazo de Rodrigo Palacio fue desviado al córner por el golero iraní de apellido difícil. Manotazo para mandar la número cinco al córner. Otra vez el grito ensordecedor. Pero el gol no llegaba. El remate de Lionel Messi se fue cerca de uno de los maderos, cuando el arquero Haghighi no podía hacer nada.
En el anfiteatro todos buscaban refugio del sol. Al final la temperatura comenzó a sentirse. Los gorros celestes y blancos eran el accesorio ideal para escapar de la rudeza de febo. Bronca en la mayoría. Frases poco felices para definir la pobre actuación de Argentina. El ranking de los insultos tenía como líderes a Pablo Zabaleta, Federico Fernández, el "Pipita" Higuaín, Fernando Gago, también Ángel Di María y el "Kun" Agüero. Es que a esa altura ya nadie creía en los milagros. La ciudad vacía. Algún que otro remisero con la radio encendida recorriendo el trazado urbano y trasladando a la señora que eligió la siesta, para visitar a sus nietos.
Minuto 90 el partido con un cero a cero tan grande como el estadio mismo.
El empate con los iraníes desataba cataratas de críticas en la casa de "Juancho", en la costanera, en Laguna Seca, en el barrio 17 de Agosto, en las Mil Viviendas, en los nuevos centros urbanos del Pirayuí, criticas de todos y de todas!!! En definitiva en cada rincón de la ciudad. En cada hogar correntino.
El tiempo extra al adicional, y de pronto Lionel Messi. Sí. Messi. El mismo que estaba encerrado en el cerrojo iraní. Pero frotó la lámpara y sacó la zurda que fue un misil que se estrelló en el corazón de los brasileños, perdón de los iraníes.
La red terminó recibiendo feliz de la vida a la número cinco. Después de la caricia de Messi añoraba por un lugar tranquilo y acogedor para descansar. Al mismo instante, en la geografía de la ciudad el grito de gol se potenció de manera infinita. Argentina ganaba 1 a 0 ante una selección del tercer orden mundial. La aparición de Messi determinante y único, terminó por sepultar la colosal lluvia de críticas que arreciaban.
"Juancho", Mariano, Hilda y en la costanera quedaron felices, aunque la selección quedó en deuda.
(El Libertador)
Domingo, 22 de junio de 2014
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