POR DANIEL CARAM
La DPEC es una empresa quebrada
“La DPEC es una empresa quebrada”, dijo, y las palabras bien podrían provenir de alguien que de un día para el otro debe establecer una especie de diagnóstico sobre la empresa estatal de energía. Pero no, el autor de la frase es nada más y nada menos que el propio Ricardo Colombi, quien desde hace 12 años conoce, y en detalle, cómo son las cosas en la polémica repartición, hoy envuelta en un nuevo conflicto.
El Gobernador parece no aceptar un evidente paso en falso en referencia a lo que sucede con DPEC, donde ni siquiera los oscuros acuerdos con olvidables dirigentes sindicales parecen torcer el rumbo de errores tras errores.
Porque el tema no pasa por responder a las medidas con informes oficiales donde se deja trascender cifras y beneficios, rompiendo cualquier regla moral de acuerdos de palabra.
Si la intención de Mayo y Salta, al informar que se les da 2000 pesos de adicional a los empleados de DPEC, era encender aún más el fuego del conflicto, el objetivo está siendo logrado con creces.
Se deberá, de una vez por todas, actuar con la inteligencia y la humildad (que las deben tener) para aceptar que todo lo hecho hasta ahora viene de fracaso en fracaso, y si no hay una vuelta completa en la situación el resultado será irremediable.
“No vamos a tolerar el patoterismo ni el apriete”, dijo también Colombi en esta semana que pasó, luego de una severa reprimenda a la cúpula de Luz y Fuerza que fue a reunirse con el Primer Mandatario.
Es que la nula capacidad conductiva de quienes ostentan cargos sindicales lleva al Gobierno a la duda constante, al error repetido, ya que ni siquiera tiene los interlocutores válidos para salir del conflicto.
Entonces, “a confesión de partes… relevo de pruebas”
“Al que quiere hacer paro, que lo haga y que dejen trabajar a los que realmente tienen puesta la camiseta de la DPEC”, fue otra frase del mercedeño, enojado (una vez más) por tantos pasos en falso.
El no encontrar una salida acorde después de más de una década en el poder le debe doler en lo más íntimo. Pero son gajes del oficio. Lo que debe saber Colombi –o alguien debe decirle- es que cuando los enfrentamientos empiezan a golpear a la gente común, la pelea de unos pocos pasa a convertirse en una crisis social que vaya a saber qué consecuencias tiene.
Como en todas las cosas, debe haber un principio: y acá es fundamental reconocer el problema como tal.
Lunes, 19 de mayo de 2014