POR DANIEL CARAM
Otra vez las escuelas de la provincia en estado deplorable
Cíclicamente, como una marca del destino, los correntinos vamos repitiendo errores, renovando complicaciones y posponiendo soluciones. Pasa con el problema energético, pasa con el tránsito en la ciudad, pasa con el estado de nuestras rutas, pasa con las continuas peleas políticas, pasa con la perimida estructura policial, etc.
Todo parece reconvertirse cada tanto a partir de peleas estériles y discusiones sin sentido.
Por caso, en las últimas horas, el problema edilicio de las escuelas vuelve a ser tema de discusión a días del inicio de un nuevo ciclo lectivo. La problemática, nada novedosa, impone una autocrítica de todos los sectores involucrados. Algunos por inacción, otros por omisión en el tiempo.
Pero, para no entrar en esa discusión efímera que detestamos, vale reconsiderar las denuncias gremiales que amenazan con dificultar aún más las negociaciones del sector.
El dirigente del SUTECo, Fernando Ramírez, aseguró que “unas 700 escuelas de la provincia están en pésimas condiciones edilicias”, lo cuál implica que en ellas es ilógico un reinicio normal de las clases.
Surge entonces la pregunta: ¿Qué se hizo durante el tiempo de vacaciones?; y es entonces cuando se debe inexorablemente pedir la autocrítica de los sindicatos: ¿se tuvo que esperar hasta estos días para poner el tema en la opinión pública?.
Podrán decir que todo fue tratado y analizado en mesas de diálogos con el Gobierno, pero todos saben –o deben hacerlo- que las cosas trascienden y se dimensionan como corresponde cuando son tratadas por los medios.
Es imposible considerar un avance en materia de calidad educativa con escuelas que se caen a pedazos.
Al escribir éstas líneas, parecen repetirse conceptos utilizados un año atrás.
El mencionado Ramírez graficó con un dato concreto lo que puede pasar en nuestras olvidadas escuelas. El sindicalista alertó que, de ocurrir lo que ocurrió en la Centenario (se incendió un transformador) en tiempo de clases, podríamos estar hablando de un hecho gravísimo.
Se repite la historia, se repite la incomprensible sinrazón.
Y lo más grave: nuestro repetido mal repercute en los más pequeños. O sea, quienes serán protagonistas del futuro.
(Ctes Hoy)
Miércoles, 12 de febrero de 2014