Abuso de drogas
Corrientes dentro de la región con mayor consumo de drogas
Por la cantidad de población, y la expansión del flagelo en un rango de edad que incluye cada vez a chicos más jóvenes, especialistas que conducen un centro de tratamiento y rehabilitación en adicciones sostienen que el NEA es la región del país con mayor consumo de drogas; influenciada en parte por la cercanía con las fronteras.
Por la cantidad de población, y la expansión del flagelo en un rango de edad que incluye cada vez a chicos más jóvenes, especialistas que conducen un centro de tratamiento y rehabilitación en adicciones sostienen que el NEA es la región del país con mayor consumo de drogas; influenciada en parte por la cercanía con las fronteras, pero profundizada la problemática por la expansión de un flagelo que no diferencia clases sociales.
Laura Alasia y Marcelo González conducen un centro de rehabilitación en Resistencia. Llevarán al SEDRONAR la necesidad de enfocar el problema como un flagelo masivo, y pedirán herramientas para abordarlo regionalmente. Dicen que de cada 10 jóvenes se drogan 7.
A partir de esto, desarrollaron un enfoque innovador, que propone considerar a la drogadependencia como una enfermedad epidémica, que afecta a la sociedad en general y no sólo a las personas como individuos. Así, pretenden plantear ante la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), la necesidad de instalar nuevos centros de atención y rehabilitación, la asignación de becas para que pacientes no encuentren el obstáculo económico para la posibilidad de tratarse, y además programas específicos de concientización dirigidos a adultos de 40 años para arriba.
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¿Qué se ha hecho o se viene haciendo en materia de control de adicciones?
En la zona es prácticamente nulo lo que se hace, o es, por lo menos, insuficiente. Hablamos de un problema de carácter epidémico, porque afecta a toda la sociedad contemporánea, y la catalogamos de transversal, porque no reconoce clases sociales, historias familiares o culturales. Afecta a casi todos por igual.
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A partir de este nuevo enfoque, ¿aparecen posibilidades diferentes de tratamiento?
Hay alternativas nuevas, y en parte tiene que ver con reconocer a la familia como un actor clave, y no como individuos con cierta patología. Sin la familia del lado de la terapéutica, es muy difícil el proceso de rehabilitación.
Ver al problema como algo global, permite producir efectos sobre los sistemas de relaciones o la reconstrucción de redes de contención como estrategias mucho más idóneas a la hora de producir cambios.
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¿Qué indicadores toman de referencia para hablar de una problemática en expansión?
-A partir de nuestra experiencia, la de especialistas colegas, el relato de nuestros propios pacientes, estamos preocupados al corroborar que es una problemática que aumenta día a día. No sólo crece la cantidad de consultados y la inquietud de las familias, sino también en las escuelas. Los docentes lo plantean, y también los padres. Los mismos pacientes cuentan la cantidad de consumo que se ve dentro de las escuelas secundarias.
- ¿El incremento principal se da en la cantidad de personas?
Según nuestros cálculos, de cada 10 jóvenes entre 13 y 20 años, al menos 7 han consumido alguna sustancia por lo menos una vez. Si además a estos grupos le sumamos el alcohol, se puede estimar que el 90% de los jóvenes consumió alguna vez. De esas personas, está probado que por lo menos el 50 por ciento desarrolla alguna adicción.
- ¿Trece años es el inicio del rango de edad en que las personas entran en riesgo?
- No sólo crece la cantidad de jóvenes que consumen, sino también disminuye la edad en que se inician. Hoy hay chicos de 10 años que ya son adictos. Si se proyectan estas cifras a índices poblacionales como los de Corrientes y Resistencia, la población afectada y en riesgo es altísima.
- ¿Cuáles sustancias son las más frecuentes?
- En la región los dos inductores principales al consumo, que también son drogas, son el alcohol y la marihuana. Existen también otras drogas, la cocaína es una que viene creciendo de manera alarmante. Y en cuarto lugar las pastillas, es decir, la ingesta de pastillas de uso farmacológico, que generalmente asociada al alcohol generan un coctel explosivo. En menor medida, hay drogas más sofisticadas, que son para cierto tipo de escala social, como LSD o éxtasis. Afortunadamente el “paco” no ha entrado masivamente a nuestra región.
- El consumo de alcohol parece algo naturalizado en los jóvenes, ¿lo es también la marihuana?
- Sí, al punto que los consumidores están plantando en sus propias casas, como método de autoproducción. Es más peligroso todavía, porque es mucho más tóxico. Creen que es natural por ser una planta, pero es un mito. Manejan cierta información errónea con la cual tratan de justificar el consumo, como por ejemplo que al ser una planta no es tan nociva. Sin embargo deja secuelas irreversibles, es muy adictiva, y cuesta muchísimo dejarla. No reporta beneficio alguno para la salud, y el supuesto uso medicinal que le otorgan se da sólo en pacientes oncológicos terminales en ciertas ciudades de Estados Unidos (donde está aprobado), y la administración es en gotas. No se puede comparar un paciente oncológico terminal, con un joven de 15 años que no tiene enfermedad y entra en una adicción.
- ¿La realidad que describen se aplica también a Corrientes?
- Si, a toda la región. Aunque La Casona, el centro de rehabilitación en el que desarrollamos nuestras labores está en Chaco, trabajamos mucho en conjunto con los profesionales del hospital San Francisco de Asís, a donde derivamos los pacientes en proceso de desintoxicación.
- ¿Qué factores sociales creen que influyen para que el problema tenga un carácter epidémico?
- Creció de manera exponencial en los últimos 15 años, y las generaciones que hoy rondan los 40 no manejan los códigos, no se enteran, no lo entiende. Los padres vienen a las primeras consultas diciendo que nunca vieron un porro en su vida. Hay mucha negación. La sensibilización debería apuntar a ese rango de población. Ahora les pedimos a nuestros pacientes jóvenes que hagan un glosario, de sinónimos con los que se refieren a la droga, para darlo a difusión y que la gente sea más consciente.
- ¿El factor económico es un filtro para acceder al tratamiento?
- A veces sí. Pediremos al SEDRONAR que se abran centros en todas partes, y que haya también mayor capacitación para recursos humanos. En La Casona tenemos capacitada para atender a 20 pacientes, en dos turnos, es decir 40 en total, pero harían falta más de 100 centros como el nuestro para contener la problemática real.
- ¿Creen que tendrán éxito?
- Esperamos que sí. Porque si no se cambia la perspectiva, y las políticas públicas acompañan con muchas más herramientas, estaremos como sociedad perdiendo la batalla contra el narcotráfico. Que invierte miles de dólares para expandirse, mientras que la comunidad no tiene recursos humanos, sociales, materiales suficientes para hacerle frente.
Lunes, 3 de febrero de 2014