FINAL DE LA EDICIÓN
FIEL A SU PUBLICO SE INCLUYO EN UNA CRITICA LIVIANA: Bofill se despachó con una sutil galopera, risible y aplaudida hasta por Ricardo
El loretano devenido senador provincial cerró su actuación en la Fiesta Nacional del Chamamé con versos que evitaron la polémica y buscaron la risa.
Mencionó a todos los referentes políticos y como si fuera una banca, pidió desde el escenario la construcción de una autopista. Fue ovacionado.
Lejos de la polémica y la urticaria política que causó en 2012, el chamamecero devenido senador provincial por el Partido Justicialista, Mario Bofill, cerró su actuación en la Fiesta Nacional del Chamamé el sábado con una sutil galopera, más risible que reflexiva y hasta aplaudida por el gobernador Ricardo Colombi, su otrora adversario electoral.
Ante un anfiteatro Cocomarola repleto, el legislador loretano enarboló sutiles cuestionamientos, en los que se incluyó al mundillo del que ahora forma parte y, como si fuera la banca del Senado, realizó desde el escenario algunos pedidos. Al final no hubo lugar para la queja, sólo para la risa, que fue multitudinaria.
Ovacionado desde el principio, Mario “Pueblo” Bofill, seudónimo que cobró relevancia desde su ingreso a la política, supo interactuar con la multitud. Generó expectativa con los versos de la galopera y hasta ironizó con un supuesto temor ante la posibilidad de que lo metan preso.
En sus versos iniciales, alimentó la creencia popular respecto de la “liviandad” del trabajo de los legisladores. “(...) Ahora tengo un nuevo empleo/donde hay muchos guitarreros/y uno que otro verseador. /Sólo un día sesionamos/ y treinta de vacaciones”.
No se olvidó de Camau, candidato a quien apoyó integrando el frente que lo catapultó a una banca legislativa junto a su esposa. “El rubio de la Totora/quedó sin viento el velero”. Destacó y tal vez minimizó el cotillón electoral de Ricardo Colombi, al afirmar: “Y Richard haciendo un dedo/la provincia se ganó”. En clara alusión al “pulgar arriba”, símbolo actual del Gobierno, que estrenó durante la campaña y con el que se buscó destronar los dedos en “v” del justicialismo.
Hizo luego foco en la actualidad y más precisamente en el proyecto urbanístico Santa Catalina, pero tampoco obvió el papel del intendente Fabián Ríos y el vicegobernador Gustavo Canteros, y especuló con una proyección electoral a futuro.
“Atajate Catalina/es el barrio que se viene/ Fabián-Canteros se entienden, eso sí es de otro round”, cantó.
Tras el estribillo, una exigencia a los políticos: “La gente espera y desespera (...)/ por un sueño que les trajo la campaña electoral./Salí que de tu oficina, no te vayas a encerrar/. Como siempre, mencionó a los referentes de la política correntina y en especial a quienes esperan mejor suerte en las elecciones de 2017. “Pocho y Tato andan en silencio, Pedrito que espera el cielo/ Cassani y Nito, con sueños para un tiempo mejor/”.
Ya en el desenlace de la galopera, aprovechó el escenario como si fuera la banca del Senado para pedir obras. “/Y me incluyo en el pedido,/ mucha muerte que ocurrió./ Es pedir una autopista de Saladas a Itatí”.
La cuestión energética no estuvo ausente: “Si tiramos todos juntos, se puede vivir mejor/pero si no hay energía no arranca el motor”, criticó siempre entre ademanes y muecas de risas.
La última estrofa llama a la unidad de los correntinos y llama a prestar especial atención a los tiempos que se vienen, tal vez un pedido implícito de poner fin a la polémica que se suscita cada año en la Fiesta del Chamamé, al decidir no convocar a chamameceros “pura sangre”. “Hay que escuchar las sirenas de un tiempo que no espera/ y hay reservas de cultura y de raíces/Y aquí está bien que lo dice esta Fiesta Nacional./ Que sea mi Corrientes, un chamamé de hermandad”.
Lunes, 20 de enero de 2014