CUARTO ANIVERSARIO
Sandro "entendió siempre a la mujer como sublime y maravillosa", recordó su ex jefe de custodia
Sandro "entendió siempre a la mujer como sublime y maravillosa, y sobre eso basó su vida y sus letras", sostuvo Alfredo Páez, custodio de Roberto Sánchez durante 32 años, durante una entrevista que concedió a Télam.
Alfredo, de 57 años, acompañó a Sandro en todos los recitales que brindó en los teatros Astros -durante los `80- y el Gran Rex, en donde el artista logró realizar, entre octubre de 1998 y febrero de 1999, 40 shows seguidos, batiendo récords.
"Más allá de que era un cantante popular carismático, que trataba bien a sus `nenas` y a su público, Roberto era un laburante, con unos códigos de caballero que no se pueden creer, y eso te queda de él: la enseñanza", subrayó.
Páez contó que a Sandro lo conoció "de manera cómica": "Yo era policía federal y una noche que salí a recorrer las calles de Buenos Aires, vi a un auto pasar en rojo y lo seguí, porque pensé que era robado".
"Cuando logré pararlo, me acerqué al auto pensando que eran delincuentes, y cuando el conductor baja la ventanilla, lo miro y le dije, sorprendido: ¡Roberto!", contó, y entre risas recordó que "en ese momento, en mi auto yo estaba escuchando a Sandro, porque era fanático de él".
"Después me invitó a una cena show privada, que no pude disfrutar porque había alguien que gritaba cosas mientras él cantaba, y a quien saqué esposado cuando comenzó a tirar botellas vacías", dijo, pero "el problema fue que era el dueño del lugar".
"Roberto logró sacarme de ese embrollo, en el que me metí para defenderlo, y terminamos esa noche con él y tres más hasta las 10 de la mañana contando chistes, uno mejor que el otro", contó.
En tren de recuerdos, el excustodio contó que primero le pidió que ayude a los "pibes de la custodia", y después "me convertí en el jefe de custodia y eso siguió toda la vida: 32 años".
Páez vivió innumerables momentos con su ídolo, pero rememoró las madrugadas en el Gran Rex, ya que luego de finalizados los shows en donde miles de personas compartían con Sandro una velada de disfrute recíproco, "con Roberto nos parábamos en el borde del escenario, mirábamos la sala y siempre era lo mismo".
"`¿Y, Alfredito? ¿Dónde está Sandro? ¡Qué ruido hace esto!`, me decía Roberto, porque es verdad, escuchábamos un ruido extraño, que era el del silencio, que te lastima tanto que se vuelve molesto", sostuvo.
El excustodio afirmó que el cantante "siempre iba a tratar de complacer en todo a la persona porque era un caballero, a un nivel que no te podés imaginar".
"Él sólo recibía a sus amigos en el camarín. Nunca se interesó en otra cosa", destacó y aseguró que "no usó sponsors, e incluso eligió abandonar los escenarios mundiales para quedarse con su pueblo, en su Argentina que tanto amaba".
"Lo que más me queda es que si hizo algo en su vida fue trabajar de verdad, porque más allá de que Sandro logró ser un sex symbol -no así Roberto- y trasvasar todos los límites que existían, lo consiguió porque se puso a laburar", subrayó.
Para el excustodio, "no hay artista en el mundo que agarre un éxito que sea fabuloso y lo toque: él agarraba éxitos, los destrozaba y los transformaba en algo mejor, como lo ves en el final de `Penumbras`", canción que fue modificada en los últimos años, con diferentes arreglos musicales, tono de voz y puesta en escena.
Haber sido custodio de Sandro durante más de tres décadas significa para Páez "haber llegado", porque "toqué el cielo con las manos tantas veces, me sentí tan poderoso y a la vez tan chiquitito... pero el sólo hecho de haber vivido juntos tantas cosas es un placer inmenso".
"Yo a mi fanatismo no lo pude expresar porque siempre estaba de acá para allá corriendo por ese teatro como loco, pero esas galas no se pueden olvidar nunca", afirmó.
Páez sigue siendo custodio de personalidades del espectáculo, pero también tiene un programa de radio dedicado a Sandro: "Legado Gitano" que se emite martes, jueves y domingos a las 20 horas por internet, a través de www.radiomalabares.com.ar.
"A veces, mientras estoy realizando el programa, las `nenas` me piden un tema y cuando lo escucho me pongo solo a llorar delante del micrófono, sin hablar, porque me queda en el alma, porque nunca más va a haber nadie que nos de esto", expresó.
Domingo, 5 de enero de 2014