SELECCIÓN ARGENTINA
Argentina empató con Ecuador y sumó más dudas que certezas
En Nueva Jersey, igualaron 0-0. La Selección mostró un flojo nivel en el primer tiempo y levantó en el segundo. Roncaglia y Orban, los laterales que probó Sabella, tuvieron una noche para el olvido.Y, claro. No es lo mismo. No sólo porque faltó Messi. También sigue siendo evidente la diferencia entre Fernando Gago y Ever Banega, y entre Sergio Agüero y Ezequiel Lavezzi. Entonces, más allá del recurrente acento sobre los sufrimientos de la defensa, habría que analizar las razones que impidieron que la Selección se hiciera de la pelota y, a partir de la posesión, que manejara el partido, que tuviera una presencia menos insípida.
Pero Mascherano estuvo demasiado ocupado en tapar agujeros, Banega no pudo participar del circuito ni ayudar en la recuperación y Di María, que arrancó con la decisión de hacerse patrón del medio, se fue diluyendo con los minutos, buscando su lugar en la cancha en alguno de los laterales, hasta instalarse sobre la derecha en el final del primer tiempo armando un 4-4-2, con Ricky Alvarez en la izquierda, que modificó el 4-3-3 inicial. En ningún sector del campo funcionó alguna sociedad que pudiera arropar la pelota y darle un destino seguro. No hubo pausa ni explosión, simplemente un devenir, un transcurrir de los minutos sin llegadas, sin juego, sin expectativas.
En ese contexto, Ecuador lució mejor por momentos y generó la única situación relevante del primer tiempo, un desborde de Jefferson Montero que Antonio Valencia cabeceó hacia el palo izquierdo de Sergio Romero. La jugada resumió en parte el resultado de la prueba de los laterales: Roncaglia no pudo con Montero, de la misma forma que Peruzzi no había podido con él en Quito, y Orban padeció también con Valencia. Sabella eligió para el examen un rival de cierta exigencia en la materia, ya que el conjunto del colombiano Reinaldo Rueda utiliza mucho el ancho del campo, es la base de su juego ofensivo. Tanto Roncaglia como Orban estuvieron lejos de aprovechar la chance.
Con el 4-4-2 insistió Sabella para la segunda parte. Banega y Mascherano armaron un doble cinco que equilibró un poco la contención y la apuesta creativa quedó en las zurdas de Di María por derecha y Ricky Alvarez del otro lado. Mejoró Argentina, levemente. Se amigó con la pelota y Di María inquietó con algunos remates desde lejos.
Sobre los 17 minutos de la segunda parte, Sabella decidió titularizar un poco más el equipo: entraron Zabaleta (por Roncaglia) y Agüero, orgulloso con la camiseta 10 (por Lavezzi). Un ratito después, Biglia reemplazó a Banega. Los que salieron, obvio es decirlo, no se fueron con un aprobado.
El ingreso de Palacio por un desconocido Higuaín y el de Maxi Rodríguez por Alvarez tampoco torcieron la historia ni el resultado, más allá del derechazo del jugador de Newell's que devolvió el palo derecho de Domínguez sobre el final.
Un cero a cero lavado, desflecado, que seguramente sólo le servirá a Sabella para sacar conclusiones, pero nada que le cambie el mapa al entrenador de Argentina en forma sustancial. Tal vez esté más cerca del descarte de nombres que de sumarlos. Después de la noche de Nueva Jersey, y al menos hasta el lunes en Saint Louis, donde Argentina enfrentará a Bosnia, las cosas en la Selección siguen sin novedades de importancia. Hay jugadores que no pueden faltar y faltan jugadores que puedan sumar algo distinto.
Sábado, 16 de noviembre de 2013