COMPROMISO CON EL PASADO PARA TRASCENDER EN EL FUTURO
La identidad correntina en formato audiovisual para transmitir su narrativa
La historia personal y profesional de Camilo Gómez Montero, a cargo de la productora Payé, está atravesada por su correntinidad, plasmada en la elección de sus temáticas y personajes propios de la cultura regional.
Por Esperanza Verón
De EL LIBERTADOR
El correntino es un narrador innato debido a la oralidad que caracteriza al pueblo del que proviene, como es el caso, entre muchos, de Camilo Gómez Montero. Marcado a fuego por la identidad de la cultura local y regional, ni las distancias, ni las oportunidades de incorporarse a una productora internacional lograron que deje de lado aquello que representa y lo constituye como persona y como cineasta.
Influenciado por las historias que escuchó desde la cuna, optó por trasladar la oralidad que caracteriza a la cultura correntina, proveniente de la guaraní, al lenguaje audiovisual. Sus películas y series no sólo dieron trascendencia a aquellos mitos y leyendas propias de la región a escala nacional, sino que, fundamentalmente, son un registro de hechos históricos que los prolongarán en el tiempo para mantener intacto el testimonio de sus protagonistas.
-Al haber estado lejos de Corrientes por 14 años, ¿no te volcaste por contar historias "de afuera"?
-Lo intenté, quise relatar hechos urbanos, pero la verdad es que no me sale otra cosa. La realidad es que antes de ser director de cine soy correntino. La correntinidad me tira muy fuerte. Sé cómo habla y piensa un correntino, conozco las historias porque las escucho desde la cuna.
-Entre tantas historias, ¿cuáles son aquellas que elegís contar mediante un corto o largometraje?
-Me tiran las cosas sociales, las injusticias que aún siguen estando presentes. De fondo, hasta en las ficciones se reflejan las cuestiones sociales. De hecho, le debemos el documental de Andresito a la resistencia que puso cierto sector de la sociedad en 2006, cuando quisieron construir un monumento en su memoria y no fue posible por la oposición de un grupo social. Esa resistencia me llevó a investigarlo y filmar su historia.
-Aparte de los relatos que escuchás desde la infancia, ¿cuáles son las otras fuentes para inspirar tus guiones?
-Tengo mucha inspiración en autores locales, como Velmiro Ayala Gauna, entre muchos, que recogieron la oralidad de nuestros pueblos, se sentaron a hablar con nuestra gente y lo pasaron a la literatura. Se trata de testimonios impresionantes con muy pocos antecedentes en el campo audiovisual, por lo que tenemos que hacer pie en estos correntinos, que como tales son narradores innatos, como el pueblo que, como heredero del guaraní, le da importancia a la palabra.
-Las diferencias entre la literatura y un producto audiovisual no sólo radican en sus lenguajes, sino también en la llegada al público...
-El cine es una herramienta privilegiada, no sólo porque conjuga todas las artes como fotografía, música, teatro, sino porque la trascendencia es otra, tiene la polenta y una fuerza que permite mantener el tiempo de una historia del pasado en la actualidad, concentrada en la proyección en la pantalla.
-¿Cómo influye la capacidad de trascender con un producto audiovisual en tu trabajo?
-Antes que nada, lo que importa es que el producto esté bueno y llegue al espectador. El objetivo es provocarle algo al que lo consume, y eso se logra estando comprometido, enamorado del personaje que se elije, como fue en mi caso con Isidro Velázquez. En conjunto, desde el cine tengo en claro que quiero dejar un testimonio. Siento que estoy dejando algo para que el pueblo pueda verlo, y hasta valorarlo en un futuro, y así que las historias no se borren.
-Como la de Andresito...
-En ese sentido, el documental se convirtió en un producto que además cumple una función social, porque hasta hay proyectos de difundirlo en escuelas.
-¿El documental fue pensado para que logre la trascendencia que tuvo?
-No, algo así no se puede prever. Lo que sucedió fue que la película surgió en el momento justo que está atravesando Latinoamérica, de revisar la historia, de indagar las luchas sociales y de discutir un modelo de país.
El cine como anticuerpo del olvido histórico
La producción audiovisual, así como la de otras áreas artísticas, en el país está marcando un fuerte crecimiento, localizado en la proliferación de producciones con contenidos federalizados. La realidad no trasciende a la gestión política que las impulsa, por lo que cualquier cambio puede incidir en las realizaciones, aunque Camilo Gómez Montero aseguró que jamás sintió ningún tipo de presión, por el contrario, siente el apoyo por el que se logró avanzar en un país donde el cine no tiene su propia industria, aunque reconoció que resta mucho por hacer. Sin embargo, en su tierra natal, la inspiradora de sus relatos, no encontró el impulso ni el acompañamiento para poder concretar sus producciones.
-¿Cómo influye la realidad que atraviesa el cine nacional en tus producciones?
-La realidad es que los medios de comunicación tienen una llegada muy importante, entre los que se destacan los de un grupo monopólico, del que construyen un discurso en el que definen qué y cómo pensar, qué disfrutar. Desde el cine, busco dejar un testimonio de algo, aportar un anticuerpo para lo que está impuesto desde la construcción de un lenguaje, que si bien es subjetivo, es honesto. Por eso, como realizador audiovisual, incorporo diferentes voces de la historia correntina para poder mantenerla, ya que también interviene la globalización borrando identidades, y un pueblo sin identidad, no sabe reconocerse.
-¿El apoyo económico que recibís te condiciona?
-Lo obtuve siempre del Instituto Nacional de Cine, y nunca sentí ningún condicionamiento, más allá de que la gestión nacional actual demostró un verdadero interés por las producciones audiovisuales y la federalización de los contenidos. Sí sé que en Corrientes no voy a tener apoyo, ni siquiera para estrenar alguna película, porque no les interesa a los gobernantes actuales.
-Es decir que las gestiones inciden en el modo de trabajar...
-Sí, porque en el país no es una industria, pero lo que incide es el acompañamiento de una gestión o no, y en el caso de Corrientes su falta hizo más fuerte a la productora y a las ganas de filmar la historia.
Martes, 10 de septiembre de 2013