MILES DE PERSONAS PARTICIPARON
Aún sin la procesión naútica, la fiesta de la Virgen de Itatí se vivió con profunda emoción
No se realizó el encuentro de las imágenes en el río, por prevención ante la creciente de las últimas semanas. Desde distintos puntos de la región, una multitud colmó ayer el pueblo para honrar a María. Se pudieron ver las más variadas muestras de fe. Carpas, vehículos y puestos de venta, inundaron las calles. El Arzobispo presidió la misa central. Hubo celebración eucarística por los héroes de Malvinas.
Textos: Cyntia Romero- El Litoral-
En una espléndida jornada de sol y con una agradable temperatura, se celebró ayer el 113º aniversario de la Coronación Pontificia de la Virgen de Itatí. Los festejos multitudinarios iniciaron en el santuario en la víspera, con el tradicional Festival de la Fe del Peregrino (ver página 19) y el saludo a la Morenita, a la medianoche. El Arzobispo de Corrientes encabezó los momentos centrales, que tuvieron su epicentro al mediodía, y que este año, por la creciente extraordinaria del río Paraná, no incluyeron la procesión náutica. Estuvo presente el gobernador Ricardo Colombi. Hubo misa por los héroes de Malvinas. Los responsables del operativo de seguridad estimaron la presencia de más de 260 mil personas.
Un variado colorido de puestos de ventas, de los más inverosímiles artículos, inundaron las atestadas calles del pueblo.
La jornada se prestó, aunque muchos fieles llegaron ya al pueblo en días anteriores, para que miles de personas se decidieran para visitar a la Virgen. A partir de las 10, el ingreso de vehículos se multiplicó considerablemente, originando colas de autos de varios kilómetros. Hubo demoras de hasta una hora.
A poco de entrar a la localidad, las carpas iban colmando de colores el paisaje, donde se mezclaban caballos, carretas, camping improvisados donde no faltaban la parrilla de asado y la música.
La calle principal ofrecía un variopinto escenario, donde, como todos los años, los puestos de ventas atestaban la arteria, dificultando el paso de las miles de personas e invadiendo el espacio sonoro con música (de ritmos variados) y de resultados de los juegos de azar a los que muchos se animaban.
La bailanta, como es habitual, estuvo presente en las calles cercanas a la plaza. Grupos chamameceros, en improvisados escenarios, ofrecían a los visitantes sus melodías.
Sin encuentro en el río
Algunas personas, no enteradas de la suspensión de la procesión náutica que acompaña el encuentro de las imágenes de Itatí y Caá Cupé en el Paraná, se acercaron hasta la costanera. Tras varias especulaciones, Prefectura, las autoridades municipales y los responsables del santuario, decidieron suspenderla (se haría en diciembre), por seguridad ante el estado del río.
Casi como un oasis, al traspasar la calle de acceso a la peatonal y la plaza, la gente devota, podía aislarse del bullicio pagano del entorno, y concentrarse en la celebración litúrgica en honor a la Virgen, que en definitiva es quien los llevó hasta allí.
Personas mayores, jóvenes y niños, autoridades provinciales y municipales, y vecinos en general, religiosos, gauchos con sus mejores prendas, y un sinfín de banderas y pañuelos al viento, dieron marco a la procesión (que tuvo unos pequeños problemas de energía) encabezada por la imagen peregrina de la Virgen Morena. Rodeada de flores naturales, estuvo acompañada por decenas de imágenes de distintos santos, entre ellos, San Luisito, la Inmaculada Concepción, San Antonio de Mburucuyá, la Cruz de los Milagros y la Guadalupana, traída por los peregrinos mexicanos.
Una fe que hermana
Las miradas a la imagen, cargadas de una profunda fe y devoción, las manos unidas como plegarias y los pañuelos y banderas al viento, son sólo algunas de las expresiones y signos a través de los que la gente le manifiesta a la Virgen su amor. Pedidos y agradecimientos, unen a las miles de almas en un mismo sentimiento fervoroso hacia la Madre, que provoca los más diferentes sacrificios y ofrendas.
Sobre eso, monseñor Stanovnik dijo en su homilía de la misa central: “Nos sentimos en comunión con una multitud hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos, que a lo largo de más de un siglo, movidos por una misma fe, peregrinaron hasta los pies de la Virgen. Entre ellos están nuestros padres y abuelos, generaciones enteras, que honraron a su amada patrona y ante ella renovaron su compromiso de amar más a Dios y de tratar mejor a sus semejantes, es decir, de ser buenos cristianos y ciudadanos responsables. También nosotros hemos venido a renovar ese compromiso y a decirle a nuestra Madre del Cielo que nos sentimos dichosos y agradecidos, sobre todo por el don de la fe”.
En la plegaria litúrgica y en decenas de carteles, hasta en remeras, el Papa argentino, Francisco, estuvo presente. Su nombre era vivado y aplaudido, cuando desde los parlantes se rezaba por él.
Durante la tarde se celebraron otras misas, una de ellas, a las 17, oficiada por el párroco de Berón de Astrada y otra, a las 19, presidida por el superior de la Orden de Don Orione, Omar Cadenini. Durante la eucaristía, con la presencia de la imagen peregrina de la Virgen de Luján, réplica de la que está entronizada en el cementerio de Darwin y que está peregrinando por las provincias argentinas, se rendía homenaje a los héroes de Malvinas.
El cierre de los festejos, se daba en el marco de una procesión de antorchas alrededor de la plaza.
Miércoles, 17 de julio de 2013