ELIMINATORIAS 2014
Un error grosero de Lugano dejó a Uruguay sin un triunfo clave
El defensor rechazó defectuosamente un pelotazo largo y la pelota le quedó servida al paraguayo Benítez, que marcó el 1-1 definitivo en el Centenario a cinco minutos del final.No encontraba explicaciones Oscar Tabárez en el Centenario de Montevideo. Su equipo, Uruguay, el campeón vigente de América y cuarto en el último Mundial, necesita puntos como el agua para poder decir presente en Brasil 2014 e ir en busca de una nueva hazaña como en 1950. Ante Paraguay se le escurrió la victoria por un error de cálculo de Diego Lugano, su capitán y emblema, y al final el empate 1-1 terminó premiando a un equipo que abusó de la fuerza y castigó al que intentó jugar.
Los primeros 45 minutos fueron durísimos. Sobraron las faltas y las amarillas (hubo cinco amonestados), parecía que la única forma de abrir el marcador era a través de un tiro libre: quien acertara desde una pelota parada iba a empezar a sellar la historia. Pero fue Diego Barreto, el arquero paraguayo, el que se destacó en la primera mitad. Ahogó el grito de Godín, que lo probó con un cabezazo y después neutralizó cada centro a su área.
Lo más claro en Uruguay fue Nicolás Lodeiro. El zurdo habilitó a Forlán que con su cabezazo casi abre el marcador, aunque el más voluntarioso fue Luis Suárez: luchó sólo contra cuatro defensores aguerridos y sin escrúpulos para golpear, empujar y romper el poco juego que Uruguay podía crear.
Para el complemento, el Maestro Tabárez tiró a la cancha a Edinson Cavani, el goleador del Napoli de Italia, y Uruguay se fue encima de su rival. Lo acorraló contra Barreto, aunque pocas veces llegó con claridad y generando real peligro. El técnico uruguayo de Paraguay, Gerardo Pelusso, armó una muralla en la puerta de su área con Aguilar, Piris, Samudio, Oviedo, Da Silva, Riveros... Apenas Víctor Ayala, el volante de Lanús, intentaba algo diferente a lo de sus compañeros.
A Uruguay no le quedó otra que buscar por intermedio de tiros libres y córners, pero es conocido el fuerte juego aéreo de los paraguayos. Fue penal de Riveros contra Cavani (lo abrazó en un centro), pero el árbitro colombiano Wilmar Roldán no lo vio. Y fue gigante Barreto contra Lodeiro para volar contra su palo derecho y dejar con las ganas al Centenario.
Fue merecido el gol de Luis Suárez a los 36. Fue el que más buscó, el que más luchó y el que más complicaciones le llevó a una defensa paraguaya concentrada únicamente en romper el juego. Tocó con Forlán y picó al área. Forlán abrió para Lodeiro y llegó el centro al segundo palo. Suárez la midió, se acomodó y empalmó el balón de aire con todo el empeine derecho, cruzado al gol. Se rompía el cerrojo paraguayo y la victoria quedaba apenas al alcanza de una mano para los uruguayos.
Pero se durmió el local, lo dio por ganado antes de haber ganado. Y falló su capitán. Dos minutos más tarde llegó un pelotazo aislado para el solitario Edgar Benítez, rodeado por uruguayos. Pero Lugano calculó mal, saltó a destiempo y en vez de rechazar de cabeza la peinó y dejó mano a mano a Benítez que no perdonó a Muslera con un zurdazo cruzado. Giró la ruleta y el fútbol, en su "dinámica de lo impensado", le pagó al austero, al que menos fichas puso arriba del paño.
Domingo, 24 de marzo de 2013