AUTOS
La tecnología que prometió jubilar a los conductores no para de chocar
Uber debió suspender su programa de vehículos autónomos en Arizona, Estados Unidos, porque un Volvo XC90 de su flota volcó al protagonizar un siniestro.
El repaso por casos que alimenta el escepticismo sobre la utilidad de la inteligencia artificial al volante
El vehículo autónomo clavó los frenos. El advenimiento de la tecnología que prometió erradicar la conducción humana se detuvo, otra vez. El nuevo paradigma de la movilidad volvió a volcar. Una de las unidades de Uber Technologies protagonizó una colisión en Tempe, Arizona, Estados Unidos, que obligó a la compañía a suspender de manera temporal su programa de autos sin conductores.
La compañía explicó que la responsabilidad del siniestro excede a su influencia: argumentó que el otro vehículo, un Ford, no le cedió paso al Volvo XC90 de Uber que circulaba con prioridad de circulación. El automóvil era conducido por la inteligencia artificial, aunque llevaba dos personas en su interior que viajaban en calidad de conductores de emergencia. Más allá de su nula culpabilidad en la colisión, el vehículo autónomo no predijo la situación ni pudo evitar el impacto, capacidad de la que presume.
La espectacularidad de la imagen alimentó la conciencia de los más suspicaces. Ver al vehículo autónomo de Uber -una unidad del programa tecnológico que pretende relegar a la irrelevancia a la condición humana- volcado, en el corazón de la calle despertó la atención de la prensa mundial y reforzó la posición de susceptibilidad sobre la proliferación del software como matriz de conducción.
Porque el accidente de Uber en Tempe no es un caso aislado. En diciembre de 2016, uno de los vehículos autónomos de Uber cruzó un semáforo, lo que derivó en un apercibimiento drástico. Horas después de haber iniciado su servicio de autos sin conductores en la ciudad de San Francisco, el Departamento de Vehículos Motorizados -DMV- de California suspendió su actividad y calificó de ilegal el despliegue de la flota automatizada por no disponer de los permisos pertinentes.
Un portavoz de la compañía alegó que el autor del incidente fue un humano que al momento de la infracción no se encontraba el vehículo no se encontraba en piloto automático. Aunque justificaron que la legislación vigente no demandaba ningún tipo de habilitación para las pruebas de autonomía, Uber debió abandonar el programa experimental por las exigencias de los reguladores californianos. "Arizona da la bienvenida a los vehículos autónomos de Uber con los brazos y las carreteras abiertas. Mientras California (demócrata) pone freno a la innovación y al cambio con más burocracia y más regulación, Arizona está sentando las bases para las nuevas tecnologías y los nuevos negocios", anunció el gobernador republicano Doug Ducey para inaugurar su ciudad como sede de experimentación de innovaciones futuristas.
Uber no es la única compañía que desarrolla avances en conducción autónoma, ni la única que experimentó desgracias en su programa de autos sin conductores. Google reconoció que su tecnología sufrió 13 accidentes en un año para incrementar a 200 los incidentes protagonizados por sus vehículos desde el comienzo de sus pruebas. A su vez, un vehículo del gigante tecnológico fue multado por viajar demasiado despacio en una ruta. Tesla Motors, compañía líder en materia de vehículos autónomos, también cuenta con un prontuario trágico que suscribe la desconfianza de los escépticos en el piloto automático de los automóviles. En junio de 2016 se conoció el caso Joshua Brown: la primera muerte a bordo de un vehículo autónomo. El dueño de un Tesla Model S, de 40 años, falleció tras impactar contra un camión detenido mientras miraba una película de Harry Potter. Los ejemplos se multiplican y la tecnología que nació para garantizar "cero siniestros" adeuda explicaciones.
Miércoles, 29 de marzo de 2017
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