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Los Ruggeri: "Queremos ganar el Bailando a lo Bilardo"
Tras años de negativas, el ex campeón aceptó meterse en la pista de “ShowMatch” (El Trece) por su hija. A 30 años de México ‘86, se reinventa.
Historia de una deuda saldada. Corría 1992 y Oscar Ruggeri cumplía su pretemporada en Necochea, con Vélez Sarsfield. Mientras zanjaba la arena, un llamado lo hizo sudar más que durante el gol mundialista a Corea: su mujer iniciaba trabajo de parto. “El cabezón” abandonó los planchazos, subió a su auto y manejó hasta la clínica Suizo-Argentina. “Ya nació, es una nena”, le extendió una enfermera los brazos para que alzara a Candela. La culpa por la demora lo carcomió de por vida. Veinticuatro años después, un día Candela lo llamó llorando: “Papá, es hora de pagarme lo que debés: si no bailo con vos, me quedo afuera del ‘Bailando’”.
Candela tiene la edad que su padre tenía cuando alzó la Copa del Mundo en México, en 1986. Es modelo, diseñadora de moda, juega al fútbol en el mismo puesto que el ex capitán de la Selección y suele revolear rivales en partidos informales de fútbol femenino. Se crió entre Argentina, España, Italia y México, mientras su padre trabajaba como “muralla” en Logroñés, Real Madrid, Ancona y América.
Ella sabe de líbero y stopper, de marcación en zona y de ley del achique, pero también conoce a la perfección lo que pocos supieron: que cuando papá Oscar cambió la camiseta de Boca por la de River, le incendiaron la casa. “¡Si eso hubiera pasado hoy, yo estaría en las tapas del mundo! Se tomó como normal, casi no se habló del tema, casi explotó el auto en el garage y mis viejos estuvieron a punto de morir quemados”, se agarra la cabeza enorme Oscar. “Me acuerdo que fui a hablar con “El abuelo” José Barrita (Jefe de “La 12”) y me juró que él no fue. Ahora siento que por la calle me quieren todos. Las señoras grandes me reconocen: ‘Ah, sí, usted es el padre de Candela’”.
¿Cómo se vuelve a una cancha después de bailar alrededor del caño?
Oscar: ¡Después de las calzas floreadas! Con el “Bichi” Fuertes (ex futbolista invitado a la salsa de tres), nos mirábamos y pensábamos. ¿Cómo se vuelve? Me dijo que ahora se complica salir por Santa Fe (se ríe). ¡Yo ya terminé mi carrera. La respeté. La cuidé muchísimo! ¿Qué me van a decir? Ya está. Ahora es tiempo de disfrutar. Yo llego hasta donde está Lana, la chica de vestuario, y me entrego a la ropa que me dan. Imaginame en el reggaeton o en el aqua-dance.
¿Eran más terribles los entrenamientos con Bilardo o estos?
Oscar: Está parejo. Los coachs están igual de locos. Lo complicado es que al no ser lo mío me cuesta el doble. Es un entrenamiento físico, mental, espiritual. Eso me mantiene joven, más allá de que los sábados a la tarde juego al fútbol. Candela también tiene su equipo.
¿Y cómo juega?
Oscar: ¡Mamita! No tengo que hacerme ningún ADN. Ella y las hermanas ... lo que pegan ...
Dignas Ruggeri ...
Oscar: Ella cabecea, traba, mete fuerte. Me da miedo que se rompa la rodilla cuando va a trabar.
Candela: Soy defensora. Y he llegado a agarrarme a piñas. Ahora por el ‘Bailando’ no juego. Me gusta el fútbol, pero tampoco soy una enferma. Los cuatro (hijos) fuimos viviendo distintas etapas de la carrera de papá, nos llevaba vestidos con la camiseta del equipo en el que jugaba. Entramos a la cancha con él cuando se retiró en Lanús.
¿En las previas del ‘Bailando’ juegan a exagerar el rol de padre celoso que espanta novios?
Candela: No. Es real todo lo que contamos. Pasa que a él le dan manija y explota.
Oscar: Por ahí me ven por tele y piensan que estoy muy encima de ella. Que tenga novio está perfecto. Pero quiero que la cuiden y la respeten como yo hice con su mamá. Me da miedo todo lo que escucho. Que golpean a las mujeres, que las maltratan. Ahora ella dice que está conociendo a alguien (Benjamín Alfonso). Eso me pone loco. Pregunto: ¿Cuánto es el tiempo en que se conocen dos personas hasta por fin decir somos novios? No me cierra.
Oscar Alfredo (por el emblemático piloto Oscar Alfredo Gálvez) ya es abuelo. Daiana, la primogénita, nacida en España, fue mamá de Milo. Los mellizos Federica y Stephan (por el ex tenista sueco Stefan Edberg) completan el clan fundado con Nancy, a quien “El cabezón” conoció gracias a un verano en el que “se rompió el aire acondicionado del predio de La Candela”. Nancy tomaba mate y lo vio entrar en busca de un chapuzón a un complejo de piletas en San Justo. “Fueron seis años de novios en una época en la que no había teléfonos”, se ríe ante los ojos atónitos de la rubia. “¿Botineras? Hubo toda la vida. Pero yo tenía la cabeza en otra cosa, en jugar en la Selección y ganar un Mundial. Y quería ser papá de seis nenas”.
“La topadora” de Corral de Bustos mira para atrás y se asombra con tanto camino desandado. La pulpo que su madre incineró después de que “Oscarcito” rompiera un vidrio. La cupé Taunus 81, ese primer auto que apuñalaba al viento. Los cantitos y las banderas xeneizes (contra él y contra Ricardo Gareca) cuya frase salvaje flameaba: “Ruggeri tiene cáncer”. La resistencia, las huelgas futbolísticas, las “patas” mal puestas contra José Luis Chilavert. Todos esos mosaicos se le vienen en un segundo cuando se viste como John Travolta. Ahora la que se queja por una fisura de costilla es su hija: “Me caigo porque él no sabe agarrarme en los trucos”.
Evidentemente hay un Ruggeri al que no conocemos. Un tierno al que se le caen las lágrimas, como ahora, cuando habla “la nena”. ¿Quién es realmente este señor, Candela?
Candela: Para describirlo basta hablar de lo que hizo por mí. Aceptó bailar en el certamen para verme feliz. No pensó en su felicidad. Es el hombre que piensa en otro antes que en él.
¿Complejo de Electra? (Lo que en los hombres se llama Edipo).
Candela: No sé si tanto. Me gustaría tener al lado mío a alguien que sea como mi papá en el sentido de cómo es él con mi mamá, un caballero que cuida y respeta.
Oscar, a 30 años del último Mundial de fútbol ganado, ¿sos el que mejor se aggiornó de aquel mítico equipo? ¿El que supo reinventarse y tomar la vida más a broma?
Oscar: La televisión me mantuvo muy presente entre las siguientes generaciones. El hecho de participar por años en El equipo de Primera. Ya pasé los 50 años. Ahora trato de tener calidad de vida. No sé los años que me puedan quedar. ¿Voy a ponerme tan serio? Ya hice todo lo que tenía que hacer en una cancha. Ahora lo único que quiero es que mis hijos se vayan encaminando y mi mujer viva lo mejor que pueda. Fue la que peor la pasó. Estuvo mucho tiempo sola, porque yo tenía que concentrar y jugar. Fue una gran misión la suya: criar a estos hijos. Yo le digo a Candela: “Vos mantené la humildad. El que la pierde, se termina como persona”.
Funcionan bien tus previas. Tal vez Adrián Suar te esté mirando de reojo, reclutando nuevos apellidos...
Nunca digas nunca...Yo decía “No” al “Bailando” y ahí me tenés, con la bombacha de campo.
¿Chau fútbol?
No. Mis proyectos ahora tienen que ver con la TV y con una empresa de eventos deportivos y de partidos homenaje, junto a Guillermo Marín. Estamos queriendo convencerlo a Riquelme para su partido despedida.
¿Querés ir a fondo y ganar el Bailando o te alcanza con haber saldado la “deuda” con tu hija?
Oscar: Ahora que estoy adentro, quiero ganar como sea.
Candela: Somos muy competidores ambos, toda la familia. No queremos perder a nada.
¿Ganar como sea? ¿A cualquier precio? ¿Con bidón incluido? (por la leyenda del Mundial 90’, los argentinos ofrecieron a los brasileños agua con tranquilizante para sacar ventaja deportiva).
Oscar: Queremos ganar a lo Bilardo. Quiero ganar a toda costa, pero no quiero lastimar a nadie, eh. Ganar sin bailar bien. Juego limpio. Me duele en el alma cuando alguien se cae. Yo compito contra mí y no deseo el mal a nadie. Y no me olvido de lo que me dijo Carlos (Bilardo) en el ‘86: “Salgan campeones que la gente se los va a agradecer mientras vivan”. Treinta años atrás no entendíamos nada. ¿Qué vas a pensar a tus 24 años que después te van a seguir dando amor? Tenía razón. Yo recibo cariño de la gente todos los días de mi vida.
Lunes, 22 de agosto de 2016
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