26 FIESTA NACIONAL DEL CHAMAMÉ
Toda la tradición del chamamé en la tercera noche
En esta oportunidad, durantes las largas horas de la tercera jornada de la 26 Fiesta Nacional, el chamamé cantado, tocado, sentido y bailado fue el tradicional. Grandes exponentes del género dieron vida al Cocomarola mientras el ballet oficial se llevó muchos de los tantos y tantos aplausos y sapucay
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Como desde el inicio de esta fiesta, el anfiteatro Cocomarola se cubrió por completo, pero la tercera noche, sin duda, un poco más. Y eso se advertía en los espacios donde antes se podía caminar con mayor tranquilidad; en cambio esta noche las parejas de baile ocuparon cada rincón e igual que las otras dos jornadas, los hombres y mujeres ataviados como gauchos y paisanas se mezclaron en la danza con los bailarines de bermudas y alpargatas y las ‘chinas’ de short y musculosa. Lo importante era bailar y hacer sonar el tablón con cada zapateo cuando la música así lo requería, o dejarse llevar lentamente, en un chamamé arrastrado, cuando asimismo lo pedía. Bailar, bailar y bailar. Y allá en las butacas, aplaudir y ensayar los más acalorados sapucay. Lo importante, sin duda, era celebrar la fiesta.
Entonces comenzaron a desfilar por el escenario Osvaldo Sosa Cordero los músicos que llevarían en esta tercera jornada, el chamamé más tradicional, pero no de aquellos chamamés que se prefieren olvidar -que también los hay- sino esos chamamés tradicionales que no solo festejó el público sino que hizo revivir una calidad en la letras que corrían a la par de la música que las llevaba encima.
Entre los músicos que tocaron en la tercera noche, podemos mencionar a José Lezcano con Esencia Guaraní, Emilianito López, Ricardito Silva, José María Tito Ávalos, Eustaquio Miño, César Frettes, Sofía Flores, Gente de Ley y tantos otros. Sin embargo, hay músicos que tienen un contacto especial con la gente, una comunicación que los hace trascender cualquier frontera, músicos que saben decir lo que la mayoría siente y no sabe cómo expresarlo, músicos que saben reconocerse en el otro como uno más, músicos que, simplemente, son esperados por un público que ni bien los ve aparecer, lanza sapucay, levanta carteles con mensajes o con sus lugares de procedencia, gente que se ata al cuello la bandera del país que lo acercó hasta la 26 Fiesta Nacional del Chamamé, personas que se mueven, celular en mano, confiadas en que su artista de siempre solo tiene ojos para ellas. Y así se vive la vida chamamecera, feliz de andar viviendo sin mayores pretensiones que la de sentir y hacer viajar, al decir del Paí Julián Zini, con un ‘avío del alma.’
De este modo, aquellos artistas que el público ansió ver sobre el escenario fueron, en esta tercera noche -sin por eso dejar de respetar o de aplaudir a los demás artistas, claro-, fueron: Tony Rojas, Jorge Guedes y familia, Juanchi Cabrera junto a Willy Suchard y Rubén Glodín, Paquito Aranda y su Conjunto, Gabino Chávez, Roberto Romero con Graciela Linares, y el Grupo Integración.
Uno de ellos, Gabino Chávez, entró al escenario alrededor de las tres de la mañana y aun con un público que por momentos parecía querer solo bailar, Chávez llegó con sus canciones de letras poéticas y de música suavemente chamameceras. Un público respetuoso agradeció, como bien sabe hacerlo, cada canción. Así, ‘Inolvidable Amor’ se robó aplausos y gritos, pero la emoción y la algarabía fueron creciendo cuando Gabino interpretó ‘Viejo caballo alazán’, cuya letra pertenece a Félix y Héctor Chávez...”viejo caballo alazán, que la vertiente de agüita clara, la verde grama y el trebolar, pongan su aroma y frescor en la caricia que desde el alma, quiere brindarte mi inspiración...”, arrancó cantando Chávez lo que provocó el entusiasmo de un público que lo acompañó en todo momento.
Para cerrar su actuación, Gabino cantó ‘María Elena’, según sus propias palabras, su “musa inspiradora, mi compañera de ruta”, y el acordeón inició los primeros compases para dar paso a la voz de Gabino que cantaba “con todo el encanto de tu serranía, cordobesa linda viniste hasta mí...”, mientras los sapucay se repartían por todo el anfiteatro y agradecía una vez más las canciones de este compositor y cantante bonaerense, integrante del recordado conjunto Úbeda-Chávez y Canto de mi Raza. El músico dijo en el escenario que está grabando un nuevo CD que “será muy emotivo, pues mi padre estará cantando conmigo con sus 80 añitos”.
Por otra parte, mención especial merece el ballet oficial de la provincia que supo desplegar todo su colorido y armónico baile. Especialmente hechizó al público cuando salió a bailar Tríptico Guaraní, un homenaje al Paraguay.
Antes o después de la actuación varios de los músicos mencionados pasaron por la Carpa de Prensa Pocho Roch, ocasión en la cual momarandu.com pudo dialogar con ellos y, además, escuchar las respuestas a más preguntas de los demás medios.
JORGE GUEDES Y FAMILIA
Estos músicos brasileños emparentados entre sí, vestidos de ‘gaúchos’ tan parecidos a nuestro gauchos, llegaron desde Río Grande do Sul para alegrar y hacer bailar con su música.
En contacto con la prensa, Jorge Guedes señaló que se sentían muy contentos de haber traído “su chamamé” para todos los argentinos. Guedes expresó en portugués a momarandu.com que “tenemos mucho sentimiento por la música y el chamamé es una música que nos gusta mucho”. Recordó que hace unos años, en un encuentro chamamecero que se hizo en Brasil, él y su familia pudieron conocer a Raúl Barboza, a Teresa Parodi, a Rudi y Niní Flores, “incluso Raulito Barboza estuvo viviendo allá por el año ’73, ’74 y fuimos a conocerlo con mi familia y nos hicimos muy amigos”, señaló Guedes.
Respecto a la alegría que transmiten cobre el escenario, Jorge Guedes indicó a momarandu,com que la “alegría está estampada en los ‘gaúchos’ brasileros.”
TONY ROJAS
Este guitarrista que tiene a la Virgen de Guadalupe como guía, durante todo el año lleva el chamamé que hacer latir en su guitarra por distintos lugares con el único propósito de realizar actos solidarios. Con una manera virtuosa de arrancar sonido a su guitarra y captar los temas populares que le gusta a la gente, Tony hizo despegar del asiento a las personas del anfiteatro que siempre que le gusta algún artista, pide un poco más porque le sabe a poco el sapucay que grita.
Momarandu.com pudo conversar con Tony Rojas. “Lo primero que hice en el escenario fue agradecerle a la gente porque es la que nos ayuda durante todo el año con el movimiento solidario que hacemos. Nosotros a la música no solo la usamos para trabajar sino para ayudar a los chicos que más lo necesitan”, comenzó por señalar Tony.
¿Desde cuándo dejaste hablar a tu guitarra con el chamamé?, preguntó momarandu.com, a lo que Rojas respondió: “Desde chico, desde los ocho años.” Tony Rojas señaló a momarandu.com que lo que más le atrae es ser “solidarios con la gente y llevar la religión también” a través de su música. Él cuenta que con la música y su fe intenta ayudar a “sacar a los chicos de la droga y el alcohol para que tengan un futro y no estén perdidos”. Su movimiento solidario va desde el impenetrable chaqueño, lugar hacia donde suele llevar alimentos, medicamentos y todo aquellos que se pueda necesitar hasta el hospital pediátrico para llevar “un poco de alegría y amor” a esos niños que padecen enfermedades terminales. #Como yo no tengo poder, tengo música”, señaló Tony a lo que momarandu.com le indicó: “Pero la música es también un poder”. Entonces este hombre que lleva la imagen de la Virgen de Guadalupe a su lado, manifestó: “Sí, sí, la música es un poder y yo me di cuenta...por ejemplo, como cuando en la película Forest Gun el protagonista sale corriendo y primero va solo, luego le siguen dos, luego diez hasta reunir una multitud...bueno, así pasa con la música y me sirve para ayudar.”
JUANCHI CABRERA, RUBÉN GOLDÍN Y WILLY SUCHARD
Lo primero que hay que decir es que más allá de la música que los une, los tres son amigos, Sin esa amistad, muy probablemente, no se hubieran reunido para hacer chamamé. Dicho esto, el escenario Sosa Cordero tuvo el privilegio de contar con estos tres músicos, los tres de calidad indiscutida.
Juanchi Cabrera, como ya tiene acostumbrado a su público, entabló un exquisito diálogo entre sus amigos y el público; el pianista Willy Suchard demostró una vez más por qué es considerado un gran pianista y el santafecino Rubén Goldin se atrevió con el chamamé y lo cantó de manera mesurada, con profundo respeto, escogiendo bellas letras.
Una vez que los tres músicos se acercaron a la Carpa de Prensa, Rubén Goldín fue el primero en romper el silencio para demostrar su agradecimiento: “Estoy profundamente agradecido y lleno de satisfacción. Muchos sabe que soy un músico, se puede decir, de rock, pero he cantado de todo, desde folclore la tango. Hoy hablábamos con Juanchi, él está más acostumbrado a tocar esta música, pero yo le puse todo el corazón que pude con el respeto que tengo por toda la música.”
Momarandu.com preguntó a cada uno de los integrantes de este grupo de amigos-músicos. Así, a Juanchi Cabrera la pregunta fue si su modo de tocar tenía que ver más con una escuela o con un instinto. El músico correntino respondió que “tengo una formación musical porque más allá de la capacidad o tener cierta actitud para tocar el instrumento, me formé, soy profe, y estoy siempre en la búsqueda de aportar algo siempre a la música, me gusta decir algo cada vez, no tocar por tocar. Entonces creo que a esta búsqueda se suman estas amistades que vuelan alto y vuelan lejos y que también me nutren a mí al compartir conmigo.”
A Rubén Goldín momarandu.com le preguntó que, si bien él había transitado por distintos géneros musicales más allá del rock, cómo se había sentido cantando chamamé a sabiendas que el chamamé no es un género tan fácil de cantar. Goldín respondió: “Me sentí cómodo...no sé si es difícil de cantar, yo canto en mi estilo. Yo tengo una voz más bien suave...hace poco canté unos tangos...y con eso no quiero decir que me hago el tanguero o ahora el chamamecero y creo que así debe ser, porque uno no puede cambiar lo que es y ahí está la parte del respeto. Yo me respeto a mí, por eso creo que aplaudieron y me gustó cantar chamamé.”
A Willy Suchard, momarandu.com le consultó si acompañaba a Juanchi Cabrera y a Rubén Goldín porque eran una buena ocasión profesional, toda vez que los tres son grandes músicos, o los acompañaba por la amistad que los unía. El pianista contesto: “A esta altura soy como un jugador viejo: si uno no juega con los amigos, no puede jugar. Entonces a esta altura es una cuestión sentimental, tocar con excelentes músicos, pero con gente que uno ama, sino no podés.”
ROBERTO ROMERO Y GRACIELA LINARES
Esta vez, la oportunidad de hacer solo piano fue para Roberto Romero que ha recorrido años acompañando a grandes figuras del chamamé y que sin embargo, no tiene todavía un disco propio. Roberto Romero adelantó que para marzo saldrá su primer CD como solista. También la voz de su compañera de ruta y artística, Graciela Linares lució su voz en el chamamé. Luego de la actuación, Roberto Romero habló con los medios. Momarandu.com le preguntó al pianista cuál había sido su sensación al tocar en el piano chamamé: “Estoy muy conmovido y agradecido porque esta iniciativa muy inteligente de Cultura de la provincia para que una vez por todas los pianistas tengan su noche chamamecera, por eso hay que poner toda la creatividad. No es cuestión de agarrar un teclado y demostrar mucha digitación y nada más. No es tocar Chopi, y Chopin y Gershwin son mis amores musicales, pero el desafío es tocar chamamé. Lo hice pero creo que hay pulir mucho”, señala Romero visiblemente emocionado y de manera modesta.
Por su parte, Graciela Linares destacó que es “maravillosos poder estar arriba de un escenario tan importante y cantando chamamé” y señaló que especialmente quería decirle a “los jóvenes que lo escuchen, tiene algo. Yo no conocía mucho el chamamé y lo conocía través de los curuzucuateños y a través de mi padre y de mi madre a quienes agradezco inmensamente por amar el arte. Sabemos que el chamamé tiene diferentes condimentos, está el chamamé maceta o el chamamé canción, por ejemplo, pero son el mismo sentimiento, el chamamé es uno solo.
Roberto Romero expresó a momarandu.com que el chamamé es “fiesta y es para acompañar la melancolía, ojalá que sirva para diferentes cosas, pero el desafío es la buena música, la buena poesía, la buena melodía. El chamamé es una de las mejores músicas populares que tiene Latinoamérica.”
PAQUITO ARANDA
Es quizás, uno de los músicos de mayor edad que hasta el momento ha subido al Sosa Cordero. Paquito Aranda tiene casi 80 años y aún conserva su pasión por el chamamé que la transmite a través de su bandoneón. Este autor y compositor comenzó su carrera a los 16 años. Paquito dialogó brevemente con momarandu.com momentos antes de iniciar su actuación: “Nosotros que estamos permanentemente en esto, vemos que el chamamé está cada vez mejor y creciendo”, señaló Aranda y luego contó que comenzó su carrera en 1952 y en aquel entonces alcanzaban los dedos de una mano para contar los conjuntos existentes en ese momento...fijate vos si hemos crecido”, dijo.
El músico manifestó a momarandu.com que “acá no hay un solo formato de chamamé; hay muchísimos chamamés, muchísimos estilos y formas. Es una de las músicas más rica que hay porque se puede tocar en diferentes formas y con casi todos los instrumentos.” Paquito Aranda dijo sentir “el mismo compromiso de siempre” y que con casi 80 años a veces se le hace “difícil mantener lo que uno sabía veinte años atrás, pero mantengo ese sentimiento tan especial. A medida que transcurre el tiempo uno va creciendo también al igual que la persona y por más que no pueda digitar tan bien como antes, el sentimiento aumenta.”
GRUPO INTEGRACIÓN
El Grupo Integración acababa de llegar al anfiteatro Cocomarola para dar su actuación, fueron a cambiarse, a preparar todo para salir a escena ante un público que deliró cuando lo escuchó, así, un ratito antes de actuar. Momarandu.com dialogó con sus integrantes.
“Yo creo que la fiesta se consolidó desde hace ya algunos años; la gente va tomando conciencia de que la fiesta importante -sin ser pedantes- es la nuestra, la del chamamé. En mi caso particular que fui uno de los protagonistas en aquellas primeras fiestas, cuando se iniciaba todo esto y había incertidumbre porque no sabíamos qué iría a pasar en el tiempo, hoy esta realidad, es algo grandioso”, expresó Oscar ‘Cacho? Espíndola a momarandu.com.
Luciano Esquivel, la primera voz del grupo, chaqueño de 21 años de edad dijo a momarandu.com que para él, el chamamé “es algo importantísimo en mi vida; no es solo una música sino una forma de vida”, enfatizó el músico y aclaró que “esto es una fiesta y no un festival porque el chamamé es una fiesta todo el año.”
Por su parte, Ángel ‘Toti’ Montiel, el bandoneonista del grupo que lleva sobre sus espaldas un apellido importantísimo para el chamamé –es el sobrino nieto de Ernesto Montiel-, contó a momarandu.com que hace dos años que integra el grupo y si bien “el apellido pesa un poco, yo trato de hacer lo mejor posible por dejar bien al apellido”. Expresó, además, que el bandoneón “significa mi vida porque desde chiquito siempre me gustó.” Consultado por momarandu,com acerca de la diferencia que el acordeón y el bandoneón le otorgan al chamamé, Ángel Montiel especificó: “o creo que el acordeón tienen muchísima alegría, es como que tiene más brillo, en cambio el bandoneón tiene nostalgia, es más melódico, para interpretar temas con más nostalgias”, así indicó que él le gusta tocar más el bandoneón.
Por último, Edu Frías, el bajista del grupo que hace diez años forma parte de Integración dijo a momarandu.com que “a pesar de los años siempre siente esa adrenalina linda” que hace que la ansiedad lo lleve a querer subir pronto al escenario para tocar.
Lo cierto es que cuando el Grupo Integración salió a escena, nadie dejó de aplaudir, de bailar, de mover banderas y carteles, de pegar lindos sapucay y de sentir, sentir con el cuerpo y el corazón que allí, esa noche, solo se respiraba chamamé.
Domingo, 17 de enero de 2016
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