ESCRIBE: LUIS RUBÉN LOETTI
La muerte de Cirilo Benitez: "Un Festival Chamamecero con cuerpo presente"
Paso de los Libres es un lugar distinto; pero hay veces que tiene lugar algunas cosas, que escapan de la lógica y van más allá de lo normal.
Cirilo Benítez fue un músico que se insertó en la historia del lugar al compás de su música chamamecera, que pintó como nunca las pistas de bailantas orilleras, escenarios famosos y fiestas “paquetas”.
Y un día, Cirilo Benítez (conocido como el “Cambá Golondrina”), arrugó su acordeón para siempre, porque su vuelo de pájaro dejo de aletear y se fue de esta vida casi sin avisar. Se suponía que un luto cerrado pintaría el ambiente de los músicos. Nada de eso pasó, ya que a partir del mismo momento que su cuerpo entró al velatorio, comenzó un desfile de parientes, amigos y compañeros de trasnochadas, que se tomaron un tiempo para secar unas lágrimas, pero también para organizar en forma espontánea, una despedida acorde al ilustre Personaje que se fue “al escenario de arriba”.
Se desarrugaron los bandoneones, se templaron las guitarras y se armó la fiesta alrededor del cajón que guardaba los restos de Cirilo. La imagen de Jesús presidió la reunión y el llanto silencioso de Rosita Acosta, su mujer, junto a hermanas y hermanos daban el lógico clima de dolor. El silencio sepulcral que siempre es amo y señor en toda sala velatoria, fue reemplazada por los acordes que escaparon del pentagrama gaucho, acompañado por recitadores y los sentidos sapucay, en honor al amigo Cirilo, el ilustre chamamecero, que se fue de gira vaya a uno saber en qué escenario del Universo. No faltó ni el Intendente Municipal, Profesor Raúl Tarabini.
En el camino que lo llevaba a su última morada, fue acompañado por una fila infinita de obreros, empresarios, políticos, docentes y musiqueros. Los vecinos salían a la ruta para despedir santiguándose, ante el paso de cortejo fúnebre. En el Cementerio de la Santa Cruz, solo faltó una pista para levantar polvo al compás de un zapateo; aunque no es de dudar que muchos duendes de trasnochadores que ya no están, se habrán sumados a la fiesta, moviendo los esqueletos entre tumbas, velas y cipreses.
Paso de los Libres es un lugar distinto y tan particular, como lo fue Cirilo Benítez en vida. La muerte repentina de éste músico y acordeonista de leyenda, provocó la inspiración de artistas y amigos de todos los niveles sociales, para que en una pista imaginaria que comenzaba en una sala velatoria y terminaba en un cementerio, tuviera lugar un Festival del chámame; pero en éste caso: un Festival con cuerpo presente.
Chau amigo “Cambá”; que tu vuelo de golondrina, no se canse jamás.
Luis Rubén Loetti
03/08/2015
Lunes, 3 de agosto de 2015
