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DESPUÉS DE 47 AÑOS, JUANCITO LLEGÓ AL VERA: El acordeón de Juancito Güenaga se lució en al Teatro Vera en tributo a Tarragó Ros
Después de mucho trabajo, de 47 años de trayectoria y cientos de escenarios recorridos –incluso de haber participado de los premios Gardel-; Juancito Güenaga llegó a un espacio que, desde el principio, dijo no era para él: el Teatro Juan de Vera.
El público, en la noche del jueves pasado, le demostró lo contrario. No hubo polvareda y ni parejas bailando pero; su música le puso calor a la fría noche correntina y su bandoneón se lució en uno de los mejores escenarios del país.
Es conocido que la acústica del Teatro Vera es perfecta. Los artistas así lo hacen saber y el público disfruta de ello. En este caso fue el bandoneón de Juancito Güenaga el que puso a prueba esta perfección y el coliseo salió ileso. En el marco de un espectáculo que engalanó al chamamé, el maestro del estilo tarragosero demostró, una vez más, porqué su nombre es uno de los más importantes de la música popular correntina.
Con un espectáculo sin desperdicio y un repertorio que permitió al público disfrutar de lo mejor de su arte, el hombre que llegó desde la sucursal se enfrentó a este escenario que despuésd e 47 años de trayectoria lo tuvieron por primera vez como protagonista de la noche. Fue en el marco del ciclo Los consagrados que el Vera instauró este año y que inició con él pero continuará con otros nombres como el de Paquito Aranda.
Con la presencia de grandes invitados como la poesía de Juan Carlos Yensen y el tradicional bandoneón del conjunto Trébol de Ases, Matías González le pusieron calor a la fría noche correntina. Ambos invitados, cabe destacar, se llevaron un poncho con las iniciales del artista como obsequio.
Del espectáculo también participaron la Reina Nacional del Chamamé, Florencia de Pompert junto a su Jeroky Yara, Cayo Fernández y los emabajores nacionales del chamamé, María de los Ángeles Güenaga y David Zaracho. Su hija, cabe destacar, leyó unas bellas palabras a través de las cuales reflejó su conexión con el chamamé y sus vivencias como la hija del gran artista curuzucuateño.
Fue una noche mágica. Incluso, Juancito se animó a contarle al público -entrevista mediante-, cómo nació su pasión por la música, su primer contacto con Tarragó Ros e incluso, que fue él el elegido por el maestro para que lo despida con su música en su morada final. Y así fue.
Justamente por eso, un Güenaga emocionado comentó que en su repertorio nunca incluye la obra cumbre de Tarragó como es Madrecita porque fue el tema que tocó ese trágico día. “Pero hoy, tomé fuerzas y me animé porque considero que este escenario se lo merecía”, dijo.
Con cambios de vestuario –tanto él como sus músicos ingresaron primero de traje y en la segunda parte lo hicieron con sus tradicionales atuendos-; y mucha emoción, Juancito ofreció su tributo al creador que lo definiera como artista y que le diera la posibilidad de seguir de alguna manera, con su arte. Como es costumbre, Juan no habló mucho pero; cuando lo hizo, su emoción le puso rojo los ojos y algunas lágrimas marcaron su presencia. El desafío fue superado y el chamamé de Tarragó Ros, sin lugar a dudas, tuvo una noche de gala lejos de la tradicional bailanta pero; con el mismo amor de su público que no lo dejaba partir y lo despidió con un caluroso aplauso en reconocimiento a su talento y su entrega para con el chamamé.
Sábado, 20 de junio de 2015