CORRIENTES RECIBE A UN PRESTIGIOSO OFTALMOLOGO
Caffa: “Vuelvo a difundir Proyecto Catarata para devolver a la sociedad lo que me dio”
La repatriación de Osvaldo Caffa llenó de emoción a sus amigos, quienes reconocen sus grandes actos solidarios. Forma parte de una asociación y viajó por el mundo haciendo operaciones gratuitas de cataratas; ahora lo hará en Corrientes.
¿A quiénes va dirigido el proyecto?
A todos. A cualquiera que necesite, no hay límites, sólo que no reciban ayuda social y sean mayores de 65 años.
El prestigioso oftalmólogo Osvaldo Caffa, quien se recibió décadas atrás en la Universidad Nacional del Nordeste (Unne) y recorrió el mundo no sólo realizando capacitaciones en cuanto a su especialización sino también ingresando a los pueblos más pobres, donde donó su sabiduría para cambiar la vida de miles de personas, volvió a Corrientes para “devolver” lo que su tierra natal le entregó.
Hoy sigue siendo miembro activo de Surgical Eye Expedition International, Santa Barbara, California, Estados Unidos, junto a un equipo de profesionales que forman parte de esta asociación que realizó misiones médicas a China, Bulgaria, Rumania, Nigeria y Namibia, entre otros lugares donde la pobreza no permite el acceso a la salud.
El reconocido médico especialista trasladará esta actividad solidaria a Corrientes. Por tal motivo dialogó con El Litoral y contó, además de sus experiencias internacionales, el Proyecto Catarata. El mismo consiste en realizar cirugías correctivas gratuitas a personas de bajos recursos que no perciban ningún tipo de ayuda social; los pacientes pueden ser de otros lugares, no sólo de la provincia, y está dirigido a cualquier persona que demuestre que no cuenta con ningún tipo de ayuda, para lo cual deberá acercarse a la clínica ubicada en calle La Rioja 1213.
¿Dónde realizó sus primeros estudios?
Soy correntino, mi mamá era de San Luis del Palmar y mi papá de Puerto Tirol. Me recibí en la Universidad Nacional del Nordeste; fui a Itá Ibaté como médico de pueblo un año. En el año 1965 me fui a Kresge Eye Institute, Wayne State University, Detroit, Michigan, Estados Unidos. Me dediqué a la enseñanza seis años en la universidad. En esa época me asocié a una asociación de oftalmólogos que nos dedicamos a operar en el mundo, viajamos a muchos países y fuimos a lugares como Africa. El país daba el albergue y el transporte, Estados Unidos los descartables y los médicos nos pagábamos el pasaje y los viáticos. Atendíamos 150 casos por viaje, los médicos locales seleccionaban quiénes podían operarse de cataratas: tenían que tener en los dos lados y operábamos uno, porque el objetivo era rehabilitarlos, que puedan hacer sus tareas cotidianas.
Mi madre me pidió que haga algo similar en Corrientes y hace varios años funciona el Proyecto Cataratas, pero ahora voy a estar para darle más difusión. La ayuda se da a quienes más necesiten, a quienes no tengan ninguna ayuda social (planes, bonos o pensiones) y tienen que tener más de 65 años. Primero hacemos el estudio socioeconómico para después iniciar los pasos hacia la intervención quirúrgica. Hace muchos años comenzamos este proyecto, pero yo venía muy poco; ahora me quedo de forma permanente.
¿Por qué decidió volver a Corrientes?
Creo que cerré un ciclo de mi vida, necesitaba volver a mis raíces y devolver a la sociedad lo que me dio. Yo tuve la oportunidad de estudiar de forma gratuita y cuando viajás valorás lo que el país te da. En Estados Unidos hablaba con amigos que tenían cuatro hijos o más y me comentaban que debían decidir qué hijo iba a ir a la universidad, porque allá, como en otros países, la universidad se debe pagar.
Esto hago en honor a mi madre, es una tarea que me reconforta y me siento bien yo mismo como persona. Mi mamá era una persona muy buena y ayudaba mucho, quería que yo haga lo mismo. No tengo hijos pero tengo hijastras a las que quiero mucho.
¿A quiénes va dirigido el proyecto?
A todos. A cualquiera que necesite, no hay límites, sólo que no reciban ayuda social y sean mayores de 65 años. Es una cirugía muy común, la gran mayoría de las personas de esta edad se la realizan. En Corrientes hay profesionales muy serios, muchos discípulos míos. Es una cosa que hoy en día es común, sólo que buscamos ayudar a quien no tenga acceso a la salud; sólo tiene que tener el deseo de ver.
Con la asociación hemos operado en condiciones increíbles. Hemos operado en una iglesia, tuvimos que conseguir dos mesas de cocina para operar e higienizar todo.
Mencionó que también estuvo en Africa, ¿cuál fue la situación más difícil que le tocó vivir?
Estuve en muchos países. Hubo dos episodios que me marcaron mucho. En un viaje me asusté mucho, fue cuando estaba el conflicto en Kosovo. Estábamos operando en Bulgaria, después de otros lugares fuimos a Sofía y en ese momento el gobierno de Bulgaria autorizó a Estados Unidos a sobrevolar, a utilizar su espacio aéreo; Sofía estaba a 20 kilómetros de Yugoslavia y dos noches antes de irnos escuchábamos cómo sobrevolaban los B52; ahí me fui.
Otro caso fue en Nigeria. La última noche me llevaron a un hotel cerca del aeropuerto porque quería estar cerca y no caminar, para estar más seguro. En la noche estaba mirando televisión y veo que estaban jugando al fútbol, luego me doy cuenta de que era parte de un noticiero y en inglés explicaron que hubo una lucha de tribus y que estaban jugando al fútbol con la cabeza de un hombre.
Llegué a operar a dos mujeres de la nobleza. Una chica muy joven que tenía cataratas congénita, estaba muy bien vestida, muy elegante y tenía dos marcas en su rostro. No podíamos hacer anestesia, sólo colocábamos una inyección y la joven ni pestañeó. Después operé también a una mujer mayor que también tenía marcas en el rostro; se las hacen de acuerdo a la posición que ocupan.
¿Cómo se financia la asociación?
Somos unos 800 socios que aportamos una cuota anual. Hay un 10 por ciento que está activo y se hace también con donaciones; sobre todo las grandes donaciones las hacen los laboratorios, después la Fundación Huésped da la estadía y los médicos nos pagamos el pasaje y viáticos.
Lo que se va a hacer acá es algo personal. Eso lo voy a financiar yo.
Vivió muchas situaciones difíciles, ¿qué le hizo continuar con esta tarea en el mundo y replicarla acá?
Era por la gratitud de la gente. Recuerdo una vez en Nigeria, pasábamos de pueblo en pueblo y veo a un hombre que ya había visto en un pueblo, me acerco y le pregunto qué pasó (no lo habían operado y volvió a insistir). Era un veterinario que me dijo que no veía nada y que necesitaba ver. En Nigeria hay 4 millones y medio de ciegos por cataratas.
¿Por qué este número tan grande?
Porque Nigeria tiene 160 millones de habitantes y un sólo oftalmólogo que sabe operar de cataratas; hay más oftalmólogos pero no realizan esta operación.
¿Desde qué fecha podrán acercarse a su clínica?
Desde el día lunes ya los espero, está en Bolívar y La Rioja. Hay un equipo de oftalmólogos muy importante que siguió este proyecto en estos años. Las operaciones se realizan en esta clínica.
Domingo, 10 de mayo de 2015
.jpeg)
