SE ACENTÚA LA CRISIS HABITACIONAL EN LA CAPITAL PROVINCIAL
Al menos 2.000 familias viven en asentamientos ilegales en la ciudad
Los focos de ocupaciones ilegales de terrenos se vuelven a encender en distintos puntos de la ciudad y si bien el avance de las tomas es pacífico, las imágenes son similares a las que entre julio y agosto del 2012 coparon las tapas de los medios locales debido una especie de ola de ocupaciones en los barrios Pirayuí, Galván y Quilmes.
En el último mes, 500 familias tomaron predios en los barrios Patono, Quilmes Y Virgen de los Dolores. Ayer la policía no pudo frenar otro.
Periodistas del diario NORTE de Corrientes realizó ayer un recorrido por los antiguos lugares ocupados, para conocer su estado general, quiénes permanecen y cómo viven esos grupos familiares en sitios que crecieron a espaldas de la ayuda oficial.
Los números asombran por el gran número de familias que habitan en los predios, libradas a su suerte. En total serían unos ocho predios los que en los últimos tres años fueron ocupados de forma ilegal. En el 2012 los primeros en iniciar la oleada fueron los ocupantes del barrio Pirayuí, seguidos poco después por los del Galván y por último ingresaron vecinos en el barrio Quilmes.
En el 2013 avanzó una ocupación en el barrio Santa Rita y en el 2014 un predio en el barrio Punta Taitalo. Estas últimas usurpaciones no lograron llamar la atención de las autoridades y si bien aún las familias permanecen en esos terrenos, la intervención judicial en el caso sería casi nula, según trascendió.
Este año una toma en el barrio Patono fue el puntapié inicial para disparar nuevas ocupaciones y la situación habitacional crítica colvió a quedar en evidencia. Esta semana un nuevo ingreso de familias a un predio en el barrio Quilmes y otro en el Virgen de los Dolores dejaron a la vista la situación que en tres años no cambio en esta capital.
Este medio realizó un relevamiento de la cantidad de personas que habitan actualmente en cada uno de los sitios, y los números alarman. Serían unas 2.000 las familias que habitan de forma ilegal en distintos puntos de la ciudad. En el Pirayuí aún persisten 600 familias, en el Galván 350 y en el Quilmes -primera ocupación- 200. En tanto, las tomas que se dieron entre el 2013 y el 2014 en Punta Taitalo y Santa Rita sumarían más de 150 familias y las que se produjeron este año alcanzarían las 450.
La situación es compleja y mientras algunos predios tienen intervención de la Justicia, otros aún no. Por ejemplo en el asentamiento del Pirayuí desde el 2012 rige una medida de no innovar mediante la cual quienes habitan el lugar tienen prohibido realizar construcciones de material.
“Esto es un rancherío y todos los que hicieron construcciones están sumariados”, contó Stella Maris, una de las primeras mujeres que llegó al lugar el 7 de julio del 2012 y permanece hasta hoy en el terreno que defendió contra viento y marea.
En el barrio de las familias que iniciaron la toma, sólo queda un puñado: “Somos unas cuatro o cinco que quedamos desde el principio, el resto es gente que va y viene, mucha gente que no es de acá, pero lo que podemos decir es que éste un barrio muy tranquilo”, sintetizó la mujer que en los primeros días de la ocupación ofició de delegada.
En el Galván la situación es similar, el predio creció mucho sobre todo en el corazón del lugar donde las viviendas se ubican una junto a la otra. Allí María, integrante de una de las primeras familias que llegó al lugar, destacó que el crecimiento en el barrio fue incesante. Aseguró que actualmente hay unas 350 casillas y más de 1.000 personas viviendo en el lugar.
Similar situación se presenta en el barrio Quilmes en la primera toma que se dio en agosto del 2012, y que está liderada en su mayoría por mujeres. El otro drama es la inceritumbre: “Vivimos con miedo porque sabemos que en cualquier momento algo puede pasar, pueden venir a sacarnos y todos los que estamos acá nos quedamos en la calle”, explicó Stella. s
En el último mes, 500 familias tomaron predios en los barrios Patono, Quilmes Y Virgen de los Dolores. Ayer la policía no pudo frenar otro.
Los focos de ocupaciones ilegales de terrenos se vuelven a encender en distintos puntos de la ciudad y si bien el avance de las tomas es pacífico, las imágenes son similares a las que entre julio y agosto del 2012 coparon las tapas de los medios locales debido una especie de ola de ocupaciones en los barrios Pirayuí, Galván y Quilmes.
NORTE de Corrientes realizó ayer un recorrido por los antiguos lugares ocupados, para conocer su estado general, quiénes permanecen y cómo viven esos grupos familiares en sitios que crecieron a espaldas de la ayuda oficial.
Los números asombran por el gran número de familias que habitan en los predios, libradas a su suerte. En total serían unos ocho predios los que en los últimos tres años fueron ocupados de forma ilegal. En el 2012 los primeros en iniciar la oleada fueron los ocupantes del barrio Pirayuí, seguidos poco después por los del Galván y por último ingresaron vecinos en el barrio Quilmes.
En el 2013 avanzó una ocupación en el barrio Santa Rita y en el 2014 un predio en el barrio Punta Taitalo. Estas últimas usurpaciones no lograron llamar la atención de las autoridades y si bien aún las familias permanecen en esos terrenos, la intervención judicial en el caso sería casi nula, según trascendió.
Este año una toma en el barrio Patono fue el puntapié inicial para disparar nuevas ocupaciones y la situación habitacional crítica colvió a quedar en evidencia. Esta semana un nuevo ingreso de familias a un predio en el barrio Quilmes y otro en el Virgen de los Dolores dejaron a la vista la situación que en tres años no cambio en esta capital.
Este medio realizó un relevamiento de la cantidad de personas que habitan actualmente en cada uno de los sitios, y los números alarman. Serían unas 2.000 las familias que habitan de forma ilegal en distintos puntos de la ciudad. En el Pirayuí aún persisten 600 familias, en el Galván 350 y en el Quilmes -primera ocupación- 200. En tanto, las tomas que se dieron entre el 2013 y el 2014 en Punta Taitalo y Santa Rita sumarían más de 150 familias y las que se produjeron este año alcanzarían las 450.
La situación es compleja y mientras algunos predios tienen intervención de la Justicia, otros aún no. Por ejemplo en el asentamiento del Pirayuí desde el 2012 rige una medida de no innovar mediante la cual quienes habitan el lugar tienen prohibido realizar construcciones de material.
“Esto es un rancherío y todos los que hicieron construcciones están sumariados”, contó Stella Maris, una de las primeras mujeres que llegó al lugar el 7 de julio del 2012 y permanece hasta hoy en el terreno que defendió contra viento y marea.
En el barrio de las familias que iniciaron la toma, sólo queda un puñado: “Somos unas cuatro o cinco que quedamos desde el principio, el resto es gente que va y viene, mucha gente que no es de acá, pero lo que podemos decir es que éste un barrio muy tranquilo”, sintetizó la mujer que en los primeros días de la ocupación ofició de delegada.
En el Galván la situación es similar, el predio creció mucho sobre todo en el corazón del lugar donde las viviendas se ubican una junto a la otra. Allí María, integrante de una de las primeras familias que llegó al lugar, destacó que el crecimiento en el barrio fue incesante. Aseguró que actualmente hay unas 350 casillas y más de 1.000 personas viviendo en el lugar.
Similar situación se presenta en el barrio Quilmes en la primera toma que se dio en agosto del 2012, y que está liderada en su mayoría por mujeres. El otro drama es la inceritumbre: “Vivimos con miedo porque sabemos que en cualquier momento algo puede pasar, pueden venir a sacarnos y todos los que estamos acá nos quedamos en la calle”, explicó Stella.
Domingo, 3 de mayo de 2015