COMENZÓ EL JUICIO
El portero se mostró tranquilo y evitó cruzar miradas con los padres de Ángeles
Jorge Mangeri se mostró tranquilo durante la primera audiencia del debate en el que será juzgado por el crimen de la adolescente Ángeles Rawson y evitó a toda costa cruzar miradas con los padres de la víctima.
Vestido con una remera blanca escote en "V", un jean gris y zapatillas, Jorge Mangeri estuvo sereno durante las cuatro horas que duró la audiencia de hoy, atento a la lectura de la acusación en su contra.
Mangeri llegó a Tribunales a las 5.30 trasladado por el Servicio Penitenciario Federal desde su lugar de detención, la cárcel de Ezeiza, y a las 8.30 ya lo habían subido a la sala de audiencias donde se desarrolla el debate con dos custodios.
Vestido con una remera blanca escote en "V", un jean gris y zapatillas, el ex encargado del edificio de Ravignani 2360 estuvo sereno durante las cuatro horas que duró la audiencia de hoy, atento a la lectura de la acusación en su contra.
Mangeri nunca se acercó a sus abogados Adrián Tenca y Sergio Ressenblum para hacerle algún comentario, ni giró la cabeza para ver o saludar a los familiares que estaban en la sala, entre ellos, su madre Norma, su hermano Gabriel, su suegro Carlos Saettone y algunos sobrinos.
Su mujer, Diana Saettone, no pudo ingresar a la sala porque primero debe declarar como testigo.
Tampoco hizo gesto alguno cuando durante la lectura del requerimiento de elevación a juicio del abogado Pablo Lanusse, se le atribuía haber atacado y asesinado a "una niña" para "satisfacer sus bajos instintos".
Por el lado de la víctima estaban los padres de Ángeles, Franklin Rawson y María Elena Jimena Aduriz, sentados detrás de su abogado Lanusse y acompañados por otros cuatro familiares.
A 20 meses del caso, ésta era la primera vez que los padres de "Mumi" -tal como le decían a Ángeles-, y el imputado Mangeri se encontraban cara a cara desde que éste terminó detenido aquella madrugada del 15 de junio de 2013 cuando se autoincriminó ante la fiscal de instrucción Paula Asaro.
Rawson intentó cruzar alguna mirada, pero el portero mantuvo siempre la vista al frente.
La única vez que Mangeri esbozó una sonrisa fue al término de la audiencia, cuando era trasladado esposado y custodiado por uno de los pasillos del sexto piso de Tribunales, rumbo a los ascensores que lo llevaran a la alcaidía, y unos 20 parientes suyos lo aplaudieron y alentaron al grito de "inocente".
Miércoles, 18 de febrero de 2015